Mina Bonino, mujer del actual centrocampista del Real Madrid, Fede Valverde, siempre está en el foco mediático. Es habitual verla escribir por sus perfiles de redes sociales y dar sus opiniones sobre ciertos temas. Esta vez ha utilizado su perfil de Twitter para contar una anécdota sobre su hijo.
La periodista argentina y el futbolista tienen un único hijo, Benicio Valverde, quien ha cumplido hace escasos días 3 años, y están a la espera de su segundo bebé. La madre relata en un tweet: "Mi hijo cumplió hace una semana 3 años. Hoy lo ‘rete’ y le dije, “Benicio yo soy tu madre y me tenes que hacer caso” a lo que me respondió “NO, porque es MI vida” , Mina añadía después de esto de forma irónica: "A los 18 está narcotraficando toda España".
En las respuestas al tweet, un poco más abajo, la modelo aseguraba que después de esa contestación, la conversación continuó, pero "acto seguido me dijo algo peor, pero no lo puedo reproducir. Ya perdí todo tipo de autoridad", contaba Mina entre risas.
El momento de inestabilidad del Barcelona se cerró con un ejercicio defensivo sobresaliente en el estadio Santiago Bernabéu, vencedor de su segundo clásico consecutivo gracias a un error grave de Camavinga y la mala fortuna de Militao al marcar en su propia puerta, en un duelo de ida de semifinales de dominio improductivo del Real Madrid, sin remates a Ter Stegen.
El Real Madrid sintió el clásico como una oportunidad de oro para alimentar la duda del eterno enemigo en su primer momento de inestabilidad del curso. Y salió con ganas de demostrarlo. Tantas que a los pocos segundos Modric desperdició la ocasión más clara. Soprendido de verse tan libre de marca pero chutando al lateral de la red. El dibujo de partido opuesto a la final de la Supercopa de España.
La figura de Fede Valverde en el tridente refuerza la superioridad en el centro del campo pero resta una figura que genere desequilibrio pegado a la banda derecha como generan Rodrygo o Asensio. Al Real Madrid le faltó presencia en el área. Murió en centros a la nada que reforzaron la fortaleza de Koundé y Marcos Alonso, cuando no la seguridad por alto de Ter Stegen. No hubo más disparos que un centro que se envenenó.