Carlos Alcaraz empieza Roland Garros como terminó en el Mutua Madrid Open, ganando y metiéndose de lleno al público francés. El joven debutó ante el argentino Juan Ignacio Londero y le aniquiló en tres sets. Ya llegaba como uno de los favoritos, pero con su primer partido ya ha dado motivos reales para considerarle uno de los tenistas a batir.
La estrella que eligió la organización para animar la jornada de apertura, muestra del carisma del tenista murciano pese a que todavía no ha probado nada en los Grand Slam.
Si el año pasado, cuando se coló en el cuadro final a través de la previa, alcanzó la tercera ronda, ahora llega como uno de los candidatos, fruto de sus triunfos en dos Masters 1.000, Miami y Madrid, además de los torneos de Río y Barcelona.
Alcaraz, sexto del mundo a sus 19 años, arrastra y el aplauso del público en su acogida en la central fue buena señal de ello, un impulso que le arrastró para superar la adaptación a una pista inmensa, donde reconoció que tardó en sentirse cómodo.
Enfrente tenía a un correoso Londero, rescatado de la fase previa pero siempre dispuesto a pelear sobre la arcilla, al que costó doblegar en la primera manga.
Fue el tiempo que tardó Alcaraz en tomar la medida al escenario, al rival y al ambiente. Necesitó una sola bola de rotura para hacerse con el primer set y decantar el partido de su lado.
Su tenis creció y el ánimo del argentino comenzó a flaquear ante el huracán del español, que plegó el partido en menos de dos horas, 6-4, 6-2 y 6-0. "Es algo único, es un Gran Slam, este estadio lo considero uno de los mejores. Este torneo es de los primeros que he visto desde pequeño, es un placer jugar aquí grandes partidos", dijo Alcaraz desde la pista.
Su rival será Ramos, que venció al australiano Thanasi Kokkinakis por 6-4, 4-6, 6-4 y 7-6(5) en 4 horas y 7 minutos. Quince años separan a ambos jugadores y 36 puestos en el ránking, aunque Ramos acumula experiencia y ya ha jugado unos cuartos de final en Roland Garros, algo que hizo en 2016.