La nueva promesa del tenis español tiene nombre y apellido: Carlos Alcaraz. Desde que se coronó como vencedor del Masters 1000 de Miami, el joven no ha parado de recibir ofertas de patrocinadores y grandes empresas que ven en él y en su destreza la persona ideal para su marca. Centrado en el tenis y alcanzar su mejor nivel, Carlos tiene a todo un equipo de profesionales que trabajan en otras materias, como es el caso de su representante, Albert Molina.
Albert Molina es el representante de Carlos Alcaraz, una pieza importantísima en el equipo del murciano. Habituado a conducir la carrera de campeones, Molina muestra fe ciega en su representado porque, además, éste le da motivos para ello. Este badalonés, de 50 años y que se dedica a la representación de tenistas desde hace 17, acumula, por lo tanto, una dilatada experiencia profesional y algunos de los mejores tenistas de los últimos años, tanto en la ATP como en la WTA, han pasado por sus manos.
"A Carlos no le veo techo. Tiene potencial para ser número uno del mundo y es un 10 en lo de querer ser profesional las 24 horas del día, lo cual es clave para llegar al éxito", afirma alguien que sabe muy bien lo que lleva entre manos en la pista y fuera de ella. "Está entre los candidatos al triunfo, por supuesto, y así será en cualquier torneo que juegue dado su nivel y su carácter competitivo, aunque a día de hoy hay otros tenistas que además de aspirantes son favoritos como Novak Djokovic y especialmente Rafa Nadal en París", admite quien representa al tenista del momento y que parece haber llegado para quedarse.
La marca deportiva que viste y calza a Carlos es la estadounidense Nike y la de raquetas que empuña la francesa Babolat. "Hay muchas firmas que llaman a la puerta y cada vez son más. En cada torneo que se juega la exposición de Carlos a nivel mundial es muy grande y hay un buen número de empresas que muestran su interés en patrocinarlo", explica.
"Con ambas tenemos firmados contratos largos, en concreto hasta 2025 en los dos casos, y ya hemos empezado a hablar para prolongarlos. Las dos firmas tienen muchísimo interés en que así sea y están encantadas con Carlos y entusiasmadas con su progresión porque el chico lo está haciendo de forma excepcional y le quedan muchos años por delante. Son marcas especializadas en el mundo del deporte y particularmente en el del tenis y para ellas es importante esta esponsorización", explica Molina, quien valora a Alcaraz por su nivel tenístico y por su comportamiento en la pista y fuera de ella.
"Es un chico muy fácil de representar a pesar de su juventud. Muestra una madurez increíble y se puede hablar con él de cualquier asunto y lo entiende todo muy fácilmente porque es inteligente y aprende de forma rápida. Es un lujo trabajar con él desde el plano personal", comenta.
Desde su posición se atreve a darle un consejo por encima de otros a quienes tiene bajo su tutela. "A Carlos, como a todos los jugadores a los que he llevado, les digo que trabajen cada día, pues eso es lo fundamental para alcanzar las metas. Para triunfar necesitas talento pero sin trabajo el talento no te lleva a ningún sito. También le hago saber a cada tenista que pasa por mis manos que tiene que querer ser profesional durante las 24 horas del día. Carlos en eso es un diez y también le ayuda mucho el entorno familiar y lo mismo digo de los entrenadores que han trabajado con él y que lo han sabido llevar hasta que llegó Juan Carlos Ferrero", manifiesta y añade que "el equipo en ese sentido es clave pues los éxitos no los logra sólo una persona".
En ese grupo Ferrero es una figura básica. "Fue una gran decisión elegirle a tenor de lo que ha pasado desde entonces. Encontrar un técnico mejor que él es muy difícil y sin duda que es una pieza fundamental en la evolución de Alcaraz. Fui a buscarle hace tres años y ya sabía que además de ser un grandísimo entrenador nos aportaría valores como persona que se necesitan en el día a día. Un porcentaje altísimo del éxito tan rápido que está teniendo Carlos es suyo", expone Molina, quien apuesta decididamente por Carlos Alcaraz.