Era su tercer partido que arbitraba y lo hubiera recordado como una auténtica pesadillas si no es por la intervención de uno de los jugadores. Ana López, árbitra de 19 años de edad, estaba dirigiendo el encuentro entre el Alivés Stadium y el Deportivo Valdés, correspondiente a Tercera Alevín. El equipo visitante estaba marcando goles y los padres y madres del club local empezaron a impacientarse con protestas, gritos e improperios.
La árbitra, según publicó el diario El Comercio, empezó a ponerse nerviosa y no pudo contener las lágrimas hasta que Diego Pablo, portero local, se acercó a la grada enfrentándose a los padres pidiendo respeto: "Callad y dejadla tranquila de una vez. ¿No veis que está llorando?".
Tras la bronca, las gradas decidieron hacer caso al niño y dejaron de protestar e incluso empezaron a animarla viéndola que estaba tan nerviosa.
Una gran lección de un niño a los padres que no deberán olvidar y una gran lección de lo que debe ser el fútbol.