Esquiar es un deporte que está directamente relacionado al tiempo y a las condiciones meteorológicas. Todo buen esquiador que se precie sabe que su jornada de esquí dependerá del día que haga en la estación. En alta montaña el tiempo es cambiante y es bastante común que el día comience, por ejemplo, nublado y termine con sol.
El disfrute de nuestra jornada de esquí va a depender en buena medida de la temperatura y las condiciones climatológicas y, por tanto, de cómo vayamos preparados. Hay un dicho entre los esquiadores experimentados que dice que "a esquiar se va, aunque haga buen tiempo". Esto deja claro que, entre los iniciados, se esquía siempre: con frío, sol, viento… Simplemente hay que esquiar con las precauciones que exija el día.
Siguiendo el paralelismo de la conducción, se esquía igual que se conduce. Si llueve se conduce de una manera; si nieva, de otra; con niebla hay que tomar precauciones extras… Y a la hora de esquiar sucede lo mismo. Por eso hemos preparado esta pequeña guía con las diferentes condiciones climatológicas para esquiar.
Es el peor fenómeno meteorológico para esquiar. Con niebla no veremos lo que tenemos a corta distancia, no sabremos dónde están los límites de la pista, tampoco seremos conscientes del desnivel, ni de si hay bañeras u obstáculos delante nuestro. Hay muchos esquiadores que cuando la niebla les rodea pierden el sentido del equilibro y tienen sensación de mareo.
La mejor recomendación para días con peligro de niebla es abrigarnos mucho y, sobre todo, llevar unas gafas de máscara aptas para niebla con pantalla amarilla o naranja que nos resaltarán los relieves de la pista.
En caso de que la niebla vaya en aumento y el día no tenga pinta de mejorar, la decisión más acertada es dejar de esquiar. Si nos coge alejados de un remonte, lo mejor es parar un rato a un lado de la pista y esperar que la niebla pase, pero hay ocasiones en las que un banco de niebla puede durar horas. Nunca se deben perder los nervios y, si no queda más remedio que bajar, hay que tratar de hacerlo despacio y, a ser posible, en grupo.
Al igual que sucede con la niebla, el hielo es incompatible con la práctica del esquí por su peligrosidad y riesgo de lesiones y caídas. Encontrarnos placas de hielo en las pistas puede ser bastante común, sobre todo en días fríos y en lugares con escasez de nieve, a primera hora y tras un día soleado. El hecho de que haya habido nieve primavera y una noche fría supone que, al día siguiente, tendremos placas de hielo aseguradas.
Normalmente, los pisteros de las estaciones de esquí balizan y ponen avisos alertando de que la pista tiene placas de hielo, pero no siempre es así. Por eso, hay que saber leer la nieve y poner nuestra atención a varios metros vista según vamos descendiendo por la pista. Si, a pesar de hacer esto, nos damos cuenta tarde de que nos vamos a meter en un tramo con placas de hielo lo que hay que hacer es evitar frenar y hacer movimientos bruscos. Simplemente tenemos que pasar por la placa de hielo con la inercia que llevamos, sin intentar frenar ni hacer giros sobre la placa de hielo. Si lo haces, te caerás y posiblemente te lesionarás.
Es inevitable que haya placas de hielo en las pistas; por esta razón, es importante llevar los esquís bien afilados para que los cantos agarren mejor.
El viento es otro fenómeno meteorológico que puede arruinar un día de esquí. Hay que tener en cuenta que en caso de que haya rachas de viento superiores a los 40 km/hora, las estaciones suelen parar sus remontes por una cuestión de seguridad. Si te sorprende una racha de viento esquiando, lo mejor es que pares y te resguardes todo lo que puedas. Si la racha de viento te pilla en un remonte, ponte el gorro de la cazadora, una braga para taparte el rostro todo lo que puedas y las manos delante de la cara.
Si subes a esquiar sabiendo que puede haber rachas de viento, algo que deberías mirar todos los días antes de ponerte los esquís, ve bien abrigado y, sobre todo, lleva gafas de máscara e hidrátate bien la cara y los labios para que estos no se corten. Un truco para saber si se avecina viento es mirar las cotas de los picos de las montañas cercanas: si ves que hay remolinos de nieve, antes o después vas a padecer el viento.
Estate atento en días de mucho viento porque habrá tramos de pista que se quedarán "pelados" de nieve y la pista estará dura. Intenta clavar los cantos de tus esquís en estos tramos al hacer giros.
Sin lugar a dudas, las mejores condiciones para esquiar se producen cuando se esquía con sol. El mejor consejo en estos casos es vestirse con varias capas para que, según vaya cambiando la temperatura a lo largo del día, se puedan ir quitando o poniendo prendas, de tal manera que no se pase frío ni calor. No hay que confiarse con el calor porque en alta montaña siempre hace frío y quitarte ropa en exceso puede derivar en un resfriado.
Siempre hay que llevar protección solar al máximo, pero en días de sol aún más. Hidrátate los labios con protector labial y lleva unas gafas de máscara de protección total UV3. En los días con sol, la radiación de los rayos del sol en la nieve es más dañina para nuestra vista.
Los días con mucho sol y calor también tienen un peligro cuando esquiamos. Normalmente, al final del día la nieve se transforma convirtiéndose en nieve "papa" o primavera. Es la típica nieve que está aguada y es muy peligrosa porque nos puede frenar en seco un esquí y lesionarnos una rodilla. En días así, en cuanto detectemos este tipo de nieve, lo más inteligente es dejar de esquiar.
Es una pregunta complicada de responder. Hay que saber esquiar con todo tipo de nieve y meteorología, ya que cada jornada tiene su encanto, pero hay que valorar cuándo dejarlo para evitar sustos y lesiones. Las mejores condiciones para esquiar son esos días de sol, pero con temperaturas bajas. De esta forma tendremos buena visibilidad y buena calidad de nieve.
Siempre debemos tener claro que cuando vamos a esquiar a la montaña no vamos a un parque temático, vamos a la naturaleza, en alta montaña y ahí la meteorología cambia rápido y constantemente. Nunca perdamos el respeto, como esquiadores estamos obligados a saber leer el tiempo y conocer las previsiones del día. Y hay que entender que nunca se esquía igual, tendremos que amoldar nuestra técnica al tiempo.