Jimmy Crute no era el favorito en la pelea ante Modestas Bukauskas pero en menos de dos minutos ya había terminado el combate. El australiano ganó casi 100.000 euros pero no va a cambiar la forma de vida que le ha llevado a tener un récord de 13-1 y ser la nueva estrella de la UFC. Una furgoneta que ha decorado él mismo, y que tiene agua corriente y energía solar, es la casa que comparte con su novia.
La victoria más importante que ha tenido en su carrera no le va a cambiar. Lo tiene claro. Crute obligó al árbitro a detener el combate ante Bukauskas y fue el gran triunfador de la UFC Fight Island 6. El austrliano le dio un toque de atención a Dana White, jefe de la UFC, y le dejó claro que está preparado para metas más altas y pelear entre los mejores. Eso sí, parece que siempre será con una vida distinta a la que un deportista profesional de las artes marciales mixtas está acostumbrado a tener.
“Soy un entusiasta de la vida en furgoneta. Lo he hecho durante años antes del coronavirus. Simplemente odio pagar facturas. Odio pagar el alquiler. Es algo que quería hacer incluso antes de que me ficharan (en la UFC). Me gustaba la idea de la vida en furgoneta", apuntó en declaraciones al diario ‘The Sun’.
Jimmy Crute tiene la posibilidad de elegir su forma de vida y ganar mucho dinero en una noche no le va a hacer cambiar su forma de pensar. El australiano eligió junto a su novia esta forma de vida y va a seguir así. La pareja la ha adaptado y es su nido de amor, sin tener una residencia fija, ni un domicilio habitual. "Lo he decorado, tiene agua corriente, energía solar y lo he hecho todo yo mismo”, apunta el luchador.
No les importa mucho lo que la gente pueda pensar de ellos y de su forma de actuar. Son totalmente libres y se pueden permitir este estilo de vida. “Es solo un pequeño proyecto y realmente no me importa lo que sea normal. Me importa una mierda lo que la gente piense de mí. Solo hago lo que quiero hacer”, dice Jimmy Crute.
La victoria de Crute sobre Bukauskas ha sido muy comentada y también despertó una gran número de reacciones el gesto que tuvo el australiano nada más terminar el combate. El luchador se quedó sentado en el octógono, apoyado en la jaula, y abrazó a su rival como un signo de respeto tras haberlo ganado en menos de dos minutos.