Llega el invierno y te propones ponerte en forma y perder peso, pero claro con el frío que hace te retiene y te apetece quedarte en casa calentito o calentita. Salir a la calle con bajas temperaturas se convierte casi en un deporte de riesgo, pero si este es tu objetivo presta atención porque no es que vayas a perder peso haciendo ejercicio es que el frío potencia la quema de grasas.
Si las temperaturas son inferiores a 10 grados, tu cuerpo hará todo lo posible por conservar el calor e incluso aumentarlo para que no se produzca un gran desnivel con respecto al exterior. Esto hará que el metabolismo se acelere y se quemen más calorías.
Antes de meternos en materia, hay que señalas que en nuestro cuerpo hay distintos tipos de grasas. Está los adipocitos blancos, que es la grasa de debajo de la piel que se acumula para almacenar la energía; los adipocitos marrones, se encargan de mantener la temperatura corporal y producir el calor y, por último, los adipocitos beige, ayudan a eliminar las reservas de grasa blanca.
Una vez que se tienen en cuenta esto conceptos hay que decir que el cuerpo cuando practica deporte por debajo de los 10º lo que hace es quemar la grasa marrón para mantener el calor corporal y lo que provoca es la pérdida de peso.
Antes de hacer cualquier práctica deportiva y en cualquier estación del año deberás estar bien hidratado antes de realizar deporte y seguir una buena alimentación en donde los hidratos de carbono, proteínas, grasas saludables, frutas y verduras estén presentes en sus juntas proporciones. Hacer deporte sin que vaya acompañado de una dieta sana no servirá de mucho.
Si estás deshidratados y haces deporte con frío no sentirás esa sensación de sed que puedes tener cuando hace calor, pero internamente al cuerpo le hará falta agua. Algo que también deberás tener en cuenta es que la pérdida calórica es mucho mayor por lo que deberás compensarlo de alguna manera, con carbohidratos, por ejemplo.
Ya hemos comentado que el cuerpo y las bajas temperaturas se alían para perder peso, pero antes y para evitar el riesgo de lesión deberás prepararlo. No olvides nunca calentar y estirar ante de ponerte a hacer ejercicio.
Las articulaciones, ligamentos y tendones con el frío reducen su movilidad y elasticidad. Esto repercute directamente en los vasos sanguíneos que disminuye su diámetro por lo que desembocará en un aumento del riesgo de lesionarte.
Esta es la principal y la que ya venimos comentando. El frío hará que el cuerpo deje de quemar carbohidratos para empezar a hacerlo con las grasas.
Que llegue el suficiente oxígeno a los músculos mientras se está haciendo deporte es esencial de cara a su rendimiento y para retrasar la llegada de la fatiga. El frío hará que los vasos sanguíneos se hagan más estrechos. Esto provocará que el corazón y los pulmones trabajen más y desembocará en una ayuda a la mejora de la función aeróbica y a que las fibras absorban más oxígeno durante el entrenamiento.
Está demostrado que hacer ejercicio bajo estas circunstancias mejora tus defensas hasta un 20 o 30%.
Está testado que hacer ejercicio al aire libre cuando hace frío te ayuda a liberar hormonas antidepresivas como la betaendorfina y la noradrenalina y estas a su vez te mejoran el estado de ánimo.