La mayoría de los deportes son objetivos: quien marca más goles, mete más puntos o logra más juegos que el rival, se lleva el triunfo. Sólo en determinadas disciplinas como pueden ser la gimnasia o la natación sincronizada, por poner algunos ejemplos, entra en juego la subjetividad de los jueces a la hora de decidir al ganador. Sin embargo, a la hora de hablar de los mejores de un deporte la cosa cambia: cada aficionado tiene a los suyos y no siempre se atiende a criterios objetivos.
Si hablamos de nieve, la cosa no es diferente. Los aficionados al esquí pueden preferir la técnica de Tomba, el estilo de Stenmark o el ansia de ganar de Maier, pero no es necesario ponerse de acuerdo. Ellos son tres de los esquiadores más famosos de este deporte y forman parte, por méritos propios, de la historia del esquí.
El 19 de diciembre de 1966 nacía Alberto Tomba. Puede ser o no el mejor esquiador de todos los tiempos, pero a buen seguro que es el más famoso. Su personalidad arrolladora, su carisma dentro y fuera de la pista y sus victorias sobre la nieve le convirtieron en una estrella mundial. Nunca antes de su aparición había tenido un esquiador tanta presencia social como tuvo 'La bomba' y nunca más la ha vuelto a tener. Pero, además de fama, tenía hambre de victorias.
El esquiador italiano tiene uno de los palmarés más brillantes de todos los tiempos: 50 victorias en Copa del Mundo (con 4 títulos de slalom y 4 más de slalom gigante), 5 medallas olímpicas (3 oros y 2 platas) y 4 medallas en Campeonatos del Mundo (2 oros y 2 bronces). Se retiró en 1998 y hubiera dejado huérfano al esquí mundial si no hubiera sido relevado por otro mito.
El ocaso de Tomba coincidió con la subida al olimpo de Hermann Maier. Este austriaco nacido en 1972 fue un auténtico prodigio de la naturaleza. Sus rivales le pusieron el apodo de 'Herminator' porque parecía indestructible y, como ejemplo, su recuperación imposible tras sufrir dos brutales accidentes, uno sobre la nieve y otro en carretera montando sobre su moto. Pero, además, era tal su ansia de victorias que dejó una frase para el recuerdo: "La unidad de medida no era la victoria, sino la diferencia que sacaba a mi perseguidor".
Si el palmarés de Tomba era espectacular, el de Maier le supera: 54 victorias en Copa del Mundo (con 10 títulos en total), 4 medallas olímpicas (2 oros, 1 plata y 1 bronce) y 6 medallas en Campeonatos del Mundo (3 oros, 2 platas y 1 bronce). De entre todas sus victorias, nadie olvida el oro de Nagano'98: había sufrido una caída escalofriante pocos días antes, pero venció al miedo y se llevó el oro. Solo otra leyenda, Ingemar Stenmark, ganó más pruebas que él en la Copa del Mundo.
Este sueco, nacido en 1956, puede ser el primer esquiador global de todos los tiempos. Ingemar Stenmark ganó hasta 86 pruebas de la Copa del Mundo y subió al podio hasta en 155 ocasiones, cifras a las que nadie ha conseguido siquiera acercarse. Era tal su dominio que ganó todas las carreras que disputó en slalom gigante durante en dos temporadas consecutivas: nadie pudo con él entre 1977 y 1979.
Tomba reconoció en varias ocasiones que Ingemar Stenmark era el espejo en el que mirarse cuando era pequeño y, en 1987, sus sueños se hicieron realidad al ganar a su ídolo en un slalom gigante. Sin embargo, son muchos los aficionados que opinan que el sueco es el mejor esquiador de la historia, aunque nunca se empleó a fondo en los descensos: la velocidad no era lo suyo. Muchos de sus compañeros creen que nunca en la historia hubo otro esquiador como él.
Si hablamos de esquiadores famosos en España, ese apartado tiene nombre propio: la familia Fernández Ochoa. Paco fue el primer español en ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno, una gesta que logró en Sapporo'72. Blanca, por su parte, también hizo historia siendo la primera mujer en lograr una medalla olímpica de invierno, en su caso en Albertville'92. Pero la desgracia también persiguió a los Fernández Ochoa: Paco murió de cáncer en 2006, mientras Blanca fallecía en agosto de 2019 en la Sierra de Guadarrama, cerca de la casa familiar situada en el pueblo de Cercedilla.
Cuando Blanca ganó su medalla olímpica, Lindsey Vonn apenas era una niña. Nació en Estados Unidos en 1984, pero desde pequeña mostró unas cualidades innatas para el esquí. Como en el caso de Tomba, unió una técnica casi perfecta con una personalidad arrolladora y se convirtió en la mejor embajadora posible para el esquí femenino. Su rostro es tan habitual en su país que es uno de los más conocidos por los aficionados al deporte, pero también por lo que no saben nada del esquí.
Su palmarés tiene buena parte de la culpa: 82 victorias en la Copa del Mundo, lo que supone un récord en categoría femenina, 3 medallas en Juegos Olímpicos (1 oro y 2 bronces) y 8 medallas en Campeonatos del Mundo (2 oros, 3 platas y 3 bronces). Además, ha trabajado como modelo prestando su imagen en multitud de campañas de publicidad para algunas de las marcas más importantes del mundo.
Pero si Vonn ha sido la esquiadora por excelencia del siglo XXI, Annemarie Moser-Pröll lo fue en el siglo XX. Nacida en Austria en 1953, esta legendaria esquiadora está considerada como la mejor de todos los tiempos. Su palmarés no es para menos: 62 victorias en Copa del Mundo (ganando seis generales, cinco consecutivas entre 1971 y 1975), tres medallas olímpicas (un oro y dos platas) y cinco medallas en Campeonatos del Mundo, todas ellas de oro.
Annemarie Moser-Pröll, Lindsey Vonn, Ingemar Stenmark, Herman Maier y Alberto Tomba son, sin duda, algunos de los esquiadores más famosos de todos los tiempos. Pero, además, los hermanos Fernández Ochoa han pasado a la historia como los mejores esquiadores de España, entrando a formar parte importante de la historia de este deporte.