Argentina llegó a su país y no pudo esperar a que fuera de día para pasearse por las calles con su flamante Copa del Mundo. Los jugadores dejaron el avión y se montaron en una rúa para pasearse por el centro de la ciudad y ofrecer el título a los aficionados. Hubo un momento en el que pudo haber algún que otro susto.
Leo Messi, De Paul, Di María, Otamendi y algún jugador más iban sentando en la parte más alta del autobús. En un momento del recorrido se encontraron con un cable que salvaron en el último segundo.
De haberse quedados enganchados podrían haber caído del autobús ya que se encontraban en la parte de atrás. Las caras de alivio al darse cuenta de lo que podría haber pasado lo decían todo. Los comentarios en redes no tardaron en llegar y de nuevo situaron a Diego Armando Maradona como la figura que les había salvado de ese peligro.
Decenas de miles de argentinos madrugaron para salir a las calles de Buenos Aires y conseguir el mejor lugar posible para recibir a los jugadores de la Albiceleste, quienes encabezarán una caravana para celebrar junto a los hinchas la conquista de su tercera Copa del Mundo.
El Obelisco porteño, epicentro de las celebraciones mundialistas, amaneció con miles de personas en sus inmediaciones, con algunos aficionados que incluso aprovecharon la ocasión para irrumpir en el monumento y ondear la bandera argentina desde su cúspide, ubicada a unos 68 metros de altura.
Una multitud que también colapsó desde bien temprano las principales arterias del centro de la ciudad, como la avenida Corrientes, que lucía cortada al tránsito en el tramo más próximo a la 9 de Julio para facilitar el movimiento de personas.
Con la salida del sol, los cánticos, los pitos de los vehículos y las vuvuzelas volvieron a resonar con fuerza en el centro de la ciudad, en donde se prevé una afluencia de público incluso mayor a la del pasado domingo, puesto que el Gobierno nacional decretó un festivo laboral para recibir a la selección.