Michael Schumacher, al igual que muchos pilotos, comenzó en el mundo del motor en los kartings. A lo largo de su carrera consiguió ser propietario del lugar donde se forjó como profesional cuando era un niño, el Erftlandring, en Kerpen-Manheim. El futuro de este recinto estuvo en peligro porque una empresa energética compró terrenos en los alrededores para la explotación y extracción de lignito.
RWE, que es como se llama la compañía, con el paso del tiempo quiso ir ampliando las propiedades y era el karting del Kaiser lo más cercano que había. Había mucha oposición por parte de las habitantes locales a esta actividad, pero a pesar de ello siguieron con sus pretensiones.
En 2018 presentaron una suculenta oferta para hacerse con el kartódromo, pero tiempo después cambiaron de opinión y no siguieron con la explotación ante tal oposición y también por leyes locales que se hicieron para preservar la pista.
Ha trascendido que la dirección de la pista de los Kartings ha llegado a un acuerdo con RWE en la que se garantiza la permanencia del recinto el cual se empezará a remodelar para ser parte del campeonato mundial de kart.
Gerhard Noack, presidente del club de karts local, declaró al periódico local Kölner Express: "Hemos sellado un acuerdo de arrendamiento con RWE por diez años, más una opción por cinco más, y ahora podemos invertir el dinero de la venta en la renovación necesaria".
"Las carreteras de acceso y la pista se asfaltarán de nuevo, construiremos nuevos bordillos y vallas de retención dobles, todo para que podamos volver a organizar carreras internacionales como los campeonatos del mundo, los campeonatos europeos y las WSK."
Fue en 2001 cuando se produjo la última carrera del campeonato mundial en donde el propio Michael Schumacher compitió contra unos jóvenes Lewis Hamilton, Nico Rosberg, Loic Duval y Vitantonio Liuzzi.