Ayer tendría lugar la final de Supercopa de España femenina. El encuentro se disputaba entre el Atlético de Madrid y el Levante. En cuanto a lo futbolístico, las atléticas fueron muy superiores a la levantinistas. Sentenciaron el encuentro con un contundente 0-3.
Ludmila y Ajara fueron una pesadilla para la zaga rival. A la recién llegada en el mercado de invierno se ha adaptado con total facilidad al equipo y así lo mostró en el terreno de juego.
Con el pitido final del árbitro se desató la alegría de las jugadoras. Tras esto se empezaría el protocolo de entrega del título. Solo la capitana, Amanda Sampedro, subiría a recoger, pero no lo haría sola. Virginia Torrecilla que está apartada del grupo por el tratamiento al que se está sometiendo tras ser operada de un tumor cerebral la acompañaba a alzar el trofeo a lo más alto.
Las dos lo cogían y lo levantaban entre la alegría y emoción por ese gran momento. Sus compañeras desde el césped se emocionaban y vitoreaban ese momento. Su enfermedad no le ha impedido estar al pie del cañón con el equipo y son muchos los partidos en los que ella está desde la grada animando como un aficionado más. Virginia está siendo una gran figura y un espejo donde mirarse. Su forma de afrontar la vida y este maldito revés es ejemplo para muchas personas que están pasando por lo mismo. No es de extrañar que sus propias compañeras quieran darle este homenaje y el sitio que ellas se merece. Es una campeona más y no solo en el fútbol, también en la vida.
Sus compañeras le dieron el lugar que le correspondía y muchas de ellas le dedicaron unas palabras. Leicy Santos decía tras el partido que "Virginia Torrecilla es nuestra heroína, es la motivación del vestuario. El título es para ella".
Esta mañana toda la expedición rojiblanca se desplazaba hasta la fuente de Neptuno para mostrar la copa en este sitio tan emblemático para el Atlético de Madrid. No solo han ido a esto. También tendrían un gran gesto al acordarse de todas las víctimas del Covid. Llevaban un ramo de flores que depositaban en el monumento con su correspondiente ovación para todos aquellos que desgraciadamente no pudieron combatir el virus.