La temporada de Zidane no ha sido nada fácil. Ha tenido que ir sorteando los problemas de la plantilla y los rumores constantes con que podía salir del club. A finales de año se habló de que podía dejarlo, pero el francés demostró sobre el campo lo que es reconducir un equipo hasta llevarle a las semifinales de la Champions y con posibilidades de ganar La Liga a la última jornada. Tras terminarse la temporada se tomó unos días y el 27 se comunicaba oficialmente que dejaba el Real Madrid. Ahora se ha querido despedir de la afición en una carta abierta en el diario AS en donde también ha dejado algún que otro recadito para el mandatario blanco y ha dado las razones de su marcha.
"Ahora he decidido marcharme y quiero explicaros bien las razones. Me voy, pero no me tiro del barco y no estoy cansado de entrenar. En mayo del 2018 me fui porque después de dos años y medio con tantas victorias y tantos trofeos sentía que el equipo necesitaba un nuevo discurso para mantenerse en lo más alto. Hoy las cosas son diferentes. Me voy porque siento que el club ya no me da la confianza que necesito, no me ofrece el apoyo para construir algo a medio o largo plazo. Conozco el fútbol y conozco la exigencia de un club como el Madrid, sé que cuando no ganas te tienes que ir. Pero aquí se ha olvidado una cosa muy importante, se ha olvidado todo lo que he construido en el día a día, lo que he aportado en la relación con los jugadores, con las ciento cincuenta personas que trabajan con y alrededor del equipo".
No ha dudado en hablar sobre la relación que mantenía en los últimos tiempos con el presidente y no le ha gustado nada que se filtrara que en ciertos momentos le quisieran echar. "Me hubiera gustado que en los últimos meses mi relación con el club y con el presidente hubiera sido un poquito diferente a la de otros entrenadores. No pedía privilegios, por supuesto que no, sino un poco más de memoria".
"Por eso me dolía muchísimo cuando leía en la prensa, después de una derrota, que me iban a echar si no ganaba el siguiente partido. Me dolía a mí y a todo el equipo porque estos mensajes filtrados intencionalmente a los medios de comunicación creaban interferencias negativas con la plantilla, creaban dudas y malentendidos. Menos mal que tenía a unos chicos maravillosos que estaban a muerte conmigo. Cuando la cosa se ponía fea me salvaban con grandiosas victorias. Porque creían en mí y sabían que creía en ellos. Por supuesto que no soy el mejor entrenador del mundo, pero soy capaz de dar la fuerza y la confianza que necesita cada uno en su trabajo, sea jugador, miembro del cuerpo técnico o cualquier empleado".