Messi ha pasado de querer irse del Barça a ser titular en el primer partido amistoso que su equipo tiene y después de solo haber entrenado hace unos días.
El vestuario le volvió a refrendar como capitán del equipo y fue él el encargado de llevar el brazalete en la primera parte. Koeman dividió a la plantilla en dos equipos y en la segunda parte salió otro distinto.
Era la primera toma de contacto después de el partido ante el Bayern. El argentino buscaba sobre el césped nuevas alianzas que fueran fructíferas para el Barça ya que su principal socio, Suárez no va a estar. Se mostró asociativo con sus compañeros y de sus botas salió el primer gol que marcó Dembélé. No se le vio muy expresivo al celebrar los goles.
Sacó el córner que generó el primer penalti y tuvo la generosidad de cedérselo a Griezmaan. Observaba muy de cerca como su compañero materializada la pena máxima, pero de nuevo no se veía expresión ninguna de alegría, estuvo muy serio durante todo el partido.
Le queda mucho trabajo por delante. El descaro y desborde que le caracteriza apenas a apareció, prefirió quedarse en un segundo plano y se vieron síntomas de cansancio.
Una vez que estuvo en la grada, la cosa no cambió mucho. Estuvo solo y en silencio sin comentar nada del encuentro que se estaba disputando.
El tridente Coutinho, Griezmann, Dembélé comienzan a dar señalas positivas. Los tres fueron los encargados de marcar en el amistoso ante el Nástic de Tarragona.
El joven francés volvió a marcar 342 días después. El club pagó 155 millones por él y hasta la fecha su rendimiento no ha sido el esperado.
El 7 pudo reconciliarse con el punto de penalti, sus tres últimos lanzamientos con Francia los había fallado, aunque luego no se vio mucho más, pero Koeman confía en él.
Coutinho ha vuelto en forma y su compromiso con el FC Barcelona es total al volver antes de sus vacaciones. El técnico holandés ha dejado claro que cuenta con él y quiere demostrarle en el campo que no se equivoca. De los tres fue el que mejor cara mostró.