El caso Ramos parece dar un giro de 180 grados. Hace unos días parecía que la renovación estaba a años luz de producirse. El Madrid estaba enrocado y consideraba que la oferta que le plantearon hace meses estaba caducada y que ya no querían al jugador, pero la reunión que tuvieron en Valdebebas ha podido cambiar las tornas.
Florentino y Sergio Ramos se vieron en la ciudad deportiva y de momento no ha trascendido lo que allí se habló, pero lo que sí pudieron ver es que ambos salieron con buenas sensaciones y la sonrisa en el rostro. Esto podría ser significativo de cara al futuro del capitán blanco. Ahora el mismo medio que desveló este encuentro comenta que el club ha recapacitado y está dispuesto a escuchar el futbolista.
Esa propuesta que en un principio estaba caducada, ahora vuelve de nuevo a escena y el Madrid está dispuesto a mantenerla si ve que Sergio Ramos se muestra receptivo y con ganas de continuar, según publica el diario AS.
Esta renovación seguiría siendo a la baja como la inicial, un año y unos 12 millones a los que había que aplicar el 10% de la rebaja salarial. Parece que hay interés de las dos partes, Ramos quiere continuar y el Madrid ha recapacitado también a consecuencia del caso Varane. El central francés sigue sin dar signos de continuar y en el club ven con buenos ojos su venta ya que se situaría en unos 70 millones de euros. Un cantidad que dada las arcas de la institución blanca supondrían un balón de oxígeno.
El contrato del camero termina el 30 de junio por lo que le resta 16 días para expirar. Viendo la situación de los otros jugadores que terminaban en esta misma fecha da muestras que a lo largo de estos meses no ha habido entendimiento. Modric y Lucas Vázquez ya están renovados por lo que solo quedaría Ramos pendiente.
Esta nueva vía sitúa al central un poco más cerca de quedarse teniendo en cuenta que no hace mucho estaba fuera e incluso el club le preparaba el acto de despedida. Se habló también de una posible marcha al Sevilla, pero Sergio quiere agotar todas las opciones de quedarse antes de poner rumbo fuera de la capital.