El Barça pudo dejarse ir La Liga en solo 45 minutos. Se fueron ganando con un cómodo 0-2 al descanso ante el Levante y en el segundo tiempo volvieron a sufrir para rascar un punto. Los fallos defensivos atrás y la desmotivación los llevaron al 3-3 final. Piqué era consciente de la importancia de la victoria y avisó a sus compañeros a gritos. Intentaba sacar al equipo de atrás y meterles mordiente, pero lo cierto es que terminó siendo un equipo sin alma.
Ni con el 2-3 de Dembélé parecía que habían sacado el coraje y solo el central intentaba concienciar al resto. "Vamos eh... ¡va, va, va! Se nos va La Liga, eh... ¡vamos!". Era un día decisivo y este tipo de encuentros en esta temporada se ha demostrado que al Barça se les ha atragantado. Ha pasado con los tres de arriba, el día del Granada o ante el Levante donde tenía en sus manos ponerse líder.
El equipo de Koeman no cerró el marcador tras el descanso y le remontaron una ventaja de dos goles ante la impasividad de todos los que estaban en el campo. No había reacción y se fueron deshaciendo como conjunto. El Levante quiso más y fue a por ello. Los cambios del entrenador tampoco ayudaron y todo en conjunto acabó en la debacle para el Barça en el Ciutat de Valencia que le hace más difíciles sus opciones al título.
El holandés tampoco admitió que "a veces es dificilísimo explicar" situaciones como la que le sucedió a su equipo que en tres minutos desperdició un 0-2 y que tampoco pudo aguantar el 2-3. "Cuando das ánimos al rival cuesta cambiar el 'chip', en vez de apretar hemos dejado entrar al Levante en el partido", comentó.
El Levante campó a sus anchas ante un equipo sin alma y vulnerable en defensa y por mucho que gritara Piqué nada podía hacer para que sus compañeros despertaran. Intentaban animarse unos a otros diciendo que había "que defender bien", pero eso no llegó.