Messi se ha hartado. Ya no quiere seguir ni un minuto más vistiendo la camiseta del FC Barcelona y ha tomado la decisión definitiva. La directiva del FC Barcelona quiere reconducir su situación y albergaba esperanzas de que el '10' diera marcha atrás. Pero no será así. El astro argentino lo tiene tan claro que ya ni atiende a las llamadas del presidente del Barça, Josep María Bartomeu.
Y pese a que Ramón Planes, director deportivo del club, asegurara en la presentación de Trincao como nuevo jugador del Barça que seguían contando con Messi y que no contemplaban su salida, lo cierto es que la entidad azulgrana debe corregir su rumbo y enfocarse en una era post-Messi.
En varias entrevistas, Messi aseguraba que lo tenía todo en Barcelona, que era feliz y que no pensaba salir del club, pero los últimos acontecimientos y decisiones tomadas por el club no le han gustado y quiere abandonar la entidad a la que le ha dado todo. Ahora ya no está contento, su entorno lo sabe y ni una cuantiosa mejora de su contrato le harían recapacitar.
El capitán, antes de enviar el burofax, quería tener su futuro atado y habló con Pep Guardiola sobre la posibilidad de incorporarse al Manchester City. Y la respuesta fue sí. El club citizen le ha ofrecido lo mismo que cobra en el FC Barcelona, tres años de contrato, la posibilidad de que Luis Suárez le acompañe en la operación y la incorporación en el New York City, su franquicia norteamericana, cuando finalice su etapa en la Premier.
Messi aún no ha forzado su situación contractual con el Barça. De hecho, sus asesores le han aconsejado que siga presentándose en la Ciudad Deportiva con normalidad hasta que su futuro se aclare. El domingo estará junto a sus compañeros para someterse a los pertinentes test PCR, pero el hecho de que se acerque a las instalaciones del FC Barcelona no significa que se vaya a reunir con los dirigentes. Ni mucho menos.
Messi quiere un proyecto deportivo ganador y considera que el FC Barcelona no se lo ha dado en las últimas temporadas y menos en la próxima. Ronald Koeman ya se lo dejó claro: "Se acabaron los privilegios. Lo importante es el equipo". La tensa reunión con el técnico holandés y el anuncio de que no contaba con Luis Suárez, su amigo íntimo, han precipitado su decisión rumbo al City.