Como el "partido a partido", Diego Simeone se inventó en 2021 otro término para la historia de La Liga Santander, "la zona Suárez", que permanecerá en el tiempo cuando se rememore el título ganado por el Atlético de Madrid en 2020-21, culminado el pasado 22 de mayo en Valladolid con un gol y una imagen emocionante sobre el césped del '9' uruguayo, rebelado y reivindicado contra su despido del Barcelona como el hombre diferencial que, con 21 tantos, coronó al equipo de Diego Simeone como el campeón irrebatible.
"Entramos en la zona Suárez, es un momento ideal para que un futbolista como él encuentre y pueda resolver situaciones del juego que el equipo va a necesitar, porque está acostumbrado a estos partidos y porque tiene la jerarquía de poder hacerlo", expresó Simeone en la víspera del penúltimo partido por el título, el 15 de mayo, de recibir a Osasuna en el estadio Wanda Metropolitano bajo la agobiante presión del Real Madrid, segundo a dos puntos, y dentro de una racha de cinco encuentros sin marcar ningún gol del atacante charrúa.
No intuía, quizá, que esa expresión iba a transcenderlo todo un día después, cuando el Atlético caía por 0-1, por el gol de Ante Budimir en el minuto 76, cuando la Liga se escapaba de forma irremediable, cuando todo estaba en contra, cuando el equipo rojiblanco había fallado un montón de ocasiones con 0-0, muchas de ellas Luis Suárez, tan certero siempre y tan frustrado con el gol entonces. Era increíble que no hubiera marcado. Era impensable que el conjunto de Diego Simeone perdiera aquel encuentro en ese momento.
Luis Suárez resurgió. Primero empató Renan Lodi, allá por el minuto 81, pero no era suficiente. Necesitaba ganar el Atlético. Y el '9' rescató la Liga, como había hecho tantas y tantas veces con su equipo a lo largo de toda la Liga. En el 88, recibió Yannick Carrasco en el área, regateó, centró y encontró al goleador del campeón, quizá con el tanto más celebrado de la historia reciente por la afición rojiblanca, aunque no hubiera nadie en el estadio. Un momento apoteósico que valió una Liga.
La culminó a la semana siguiente, de nuevo con una remontada, de nuevo al filo del precipicio durante todo el primer tiempo, hasta que Ángel Correa empató con el 'punterazo' que también forma parte invariable de aquella Liga y hasta que Luis Suárez marcó el 1-2. "No descubrí nada con la zona Suárez. Tuve suerte. Suárez es un hombre, es un goleador, un tipo desafiante, un tipo que ante la salida de un extraordinario club como el Barcelona quiere seguir demostrando que está vigente", decía, ya campeón, Simeone.
"El equipo le ayudó y se involucró en algo que es como vive él en este club, se sintió muy cómodo, muy bien y por eso terminó haciendo una temporada fantástica, con un montón de futbolistas en un año para la historia del club", remarcó entonces el técnico argentino, cuyo equipo ganó el campeonato porque disponía de un goleador infinito como Luis Suárez, con hambre, con ambición y con muchos goles, 21 en los 32 partidos que jugó (30 de titular y 13 completos), pero no es sólo la cantidad, sino cuántos puntos le aportaron a su colectivo.
No hay mejor respuesta a la ofensa sufrida en el verano anterior, que tanto dolor le causó, que su incontestable temporada 2020-21. Sus 21 goles significaron de forma decisiva 35 puntos para el Atlético, que fue campeón con 86. Él le dio un 40 por ciento de las unidades con las que dominó el torneo casi de principio a fin, porque no fue líder desde las primeras citas por una simple cuestión de los encuentros aplazados que tuvo pendientes hasta mediada la campaña.
Casi no paró de marcar goles. Desde su impactante estreno frente al Granada en el Wanda Metropolitano, cuando, en tan solo 20 minutos dio un gol a Marcos Llorente y anotó otro dos (6-1). Por orden, también en Vigo (0-2), al Betis (2-0), al Cádiz (4-0) y al Elche en dos ocasiones (3-1). O como goleador decisivo contra el Getafe (1-0) y en Vitoria ante el Alavés (1-2). Igual que lo fueron sus dos dianas en Eibar (1-2), cuando sostenía con sus goles el momento de más dudas del Atlético en el recorrido hacia el título. O el tanto en la remontada ante el Valencia en el Wanda Metropolitano, aquel 2-1 que fue clave para el 3-1 final. O el 'doblete' en Cádiz (2-4) o en el 2-2 con el Celta en casa. Y el 1-1 ante el Real Madrid.
Aún más en el 2-1 al Athletic Club, en el 1-0 al Alavés, en el inolvidable y apoteósico 2-1 a Osasuna de la penúltima cita y en el último de la Liga, en el 1-2 al Valladolid en el nuevo José Zorrilla, que dejó la imagen de la Liga: tumbado sobre el césped, llorando mientras hablaba con su familia, ya como campeón.
Aún le "emociona" cuando rememora esa imagen: "Ellos vivieron conmigo toda la situación que yo viví (cuando el Barcelona prescindió de él en el verano de 2020). Momentos muy complicados. Creo que ellos estaban ahí sufriendo. Para mí era especial querer demostrar que uno seguía valiendo. Era una forma que, cuando me veían cuando yo estaba mal, en ese momento que yo estaba feliz quería compartirlo con ellos. Para mí era una tranquilidad verles contentos y felices, porque para mí lo son todo".
El 2022 aparece de otra forma para el atacante, sin gol en las últimas seis jornadas, con un solo tanto en sus últimos 12 encuentros oficiales con el Atlético, con cuatro derrotas consecutivas y a 17 puntos del líder, con todo lo que lo necesita su equipo y con todo lo que supone para su conjunto, que anhela a su mejor goleador, a un '9' para la historia del Atlético, al líder del campeón de Liga 2020-21.