Los cuchillos vuelan hacia Bartomeu. Era de esperar que tras la polémica salida de Suárez hubiera reacciones y en efecto estas no han tardado en llegar, ni por parte de miembros del vestuario culé ni por otros que en su día formaron parte de él.
A pesar de que todos los focos están en su persona y tiene toda la presión, él sigue firme y tranquilo. Se consiguieron las firmas necesarias que se encuentran en revisión por si hubiera alguna regularidad y si hubiera 16.520 válidas estas prosperarían y desembocaría en el referéndum de los socios. Él está confiado es que esto no va a suceder y que él va a poder acabar su candidatura que está prevista al menos hasta las elecciones de marzo.
Así se lo ha hecho saber a su entorno, que agotará su mandato y que no va a dimitir. Se va a aferrar a su cargo hasta el final a pesar de que tiene más detractores que apoyo. Cada vez está más solo, el vestuario y la afición le dan la espalda después de los últimos movimientos.
Después del verano tan convulso que ha tenido el delantero argentino con Bartomeu la relación es completamente nula. A esto se le suma el trato que le han dado a su buen amigo Luis Suárez y esto ha sido la gota que ha colmado el vaso. Más claro no se ha podido expresar esta vez el 10 del Barça con el mensaje de despedida que le escribió al uruguayo.
Esto deja patente que la relación entre el dirigente y el capitán es nula y que no hay propósito de enmienda. Messi no se fue porque no quería entrar en conflicto con el club y eso lo ha querido dejar en todo momento claro. La continuidad del delantero en el próximo año depende de lo que haga Koeman en el banquillo y del nuevo presidente que llegue a los despachos de Can Barça.
Ya en su día aseguró que no iba a entrar en conflicto con Messi, le considera clave para los resultados del equipo en el campo y quiere que esté centrado en eso.
Bartomeu es consciente de que no es del agrado ni de él ni de otros muchos por lo que espera que sepan diferenciar el tema deportivo y darlo todo en el campo de lo que sucede en los despachos. Koeman tiene un gran reto por delante, que sus chicos hagan un buen papel sobre el césped para que toda esta polémica que rodea al Barça quede relegada a un segundo plano. El Villareal será la primera prueba para demostrar de qué pasta está hecho el técnico holandés.