El Cádiz da la sorpresa y gana el encuentro ante el FC Barcelona. El Barça comenzó dominando el balón, pero los locales les darían un palo con el tempranero gol de Álvaro Giménez, les costó a los culés reaccionar y muy pocas ocasiones con verdadero peligro llegarían antes del descanso. El empate llegó con un gol en propia puerta de los gaditanos. Negredo volvería a poner por delante a su equipo en el marcador y ya no se movería más.
Los de Koeman comenzaban muy bien el partido teniendo el dominio absoluto del balón, pero ahí se quedaría todo. Los gaditanos estaban replegados hasta que aprovecharon el saque de un córner. Esférico prolongado en el primer palo y en el segundo Álvaro Giménez lo remataba en boca de gol. En el minuto 8 el Cádiz ya ganaba 1-0.
La posesión de los culés era un espejismo. Dominaban, sí, pero sin generar ocasiones claras de peligro y lejos de la portería. Coutinho, Braithwaite o Messi pusieron a prueba a Ledesma, pero no tuvieron la fortuna de su lado.
Los locales tendrían que hacer un cambio forzado por la lesión de Maura que era sustituido por Pedro Alcalá. La contra era el arma del Cádiz, mientras el Barça lo intentaba por combinación. No hubo una reacción explosiva de los blaugranas y se irían al descanso perdiendo por la mínima.
A Koeman no le gustó lo que estaba viendo porque nada más comenzar el segundo tiempo introducía dos cambios de una atacada. Dembélé y Pedri saltaban al terreno de juego para suplir a Coutinho y Mingueza. Era un monólogo del FC Barcelona que se presentaba con gran facilidad en las inmediaciones del área gaditana. El gol culé no llegaría hasta casi llegada la hora de partido y era en propia puerta. Jordi Alba centraba y un defensa desviaba sin que Ledesma pudiera salvar esta vez.
Poco le duró la alegría porque Negredo recién ingresado en el césped hacía el 2-1. Una sucesión de errores de la defensa y Ter Stegen dejaban que el delantero marcara a placer. Al Barça de nuevo le tocaría remar para igualar el partido. Dest tuvo una muy clara a pase de Busquet que mandó fuera.
El ritmo decayó, los azulgranas necesitaban marcar, pero no daban muestra de querer hacerlo. Sus ocasiones eran muy tibias y sin poner en apuros a su rival que pudo gozar de algún contragolpe más y aumentar la distancia. Ledesma en los últimos minutos frenó el peligro de los azulgranas.