Afortunadamente cada vez son más las mujeres que aparecen en primera plana en el mundo del fútbol. Ya no es noticia que una de ellas arbitre un partido masculino porque cada vez son más habituales en partido europeos o como ha sido el caso de la final del Mundial de Clubes.
El uruguayo Esteban Ostojich era el árbitro principal de la contienda y como cuarto y asistente de esta estaban Edina Alves y Neuza Back. Hasta aquí todo correcto. Se pita el final, gana el Bayern de Munich y se procede a la ceremonia de entrega de premios y medallas.
Los árbitros pasan por el escenario montado a pie de césped para recibir su correspondiente medalla. El encargado de entregarlas es Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y a unos metros respetando las medidas sanitarias se encontraba el jeque Joaan bin Hamad Al Thani. Pasaron primeros los hombres al ser los jueces principales y el catarí tuvo la deferencia de saludarlos poniendo el puño.
Llegó el turno de las mujeres, las brasileñas nombradas anteriormente, y con estas no tuvo el mismo gesto que con los chicos. No hizo ni un mínimo gesto hacia las dos árbitras para saludarlas. Se mostró impasible hasta que las dos pasaron por delante.
Este acto de desprecio hacia ellas ha sido muy criticado en redes sociales y ha dado la vuelta al mundo. Que por primera vez en la historia hubiera presencia femenina en una final de Mundial de Clubes es un hecho para aplaudir, lo que hizo el jeque no, es de otro siglo.
El hecho de que el año que viene se vaya a celebrar la Copa Mundial de Fútbol es un país donde no se respetan los derechos humanos y las mujeres no los tienen de ningún tipo crea bastante controversia y este hecho no hace nada más que reavivar el debate. Si ya los pasos de las mujeres en el mundo del fútbol son lentos, con personas como estas en una posición de poder se hacen más difíciles.