La reaparición de Ousmane Dembélé, que con su velocidad y regate revolucionó el ataque azulgrana tras el descanso, fue la novedad más celebrada por la afición barcelonista en el empate 0-0 ante el Benfica en la Liga de Campeones.
El regreso del delantero francés, que esta temporada había disputado únicamente 25 minutos en el Dinamo de Kiev-Barcelona del 2 de noviembre a causa de la lesiones, avivó los ánimos de un Camp Nou algo frío en los trabados compases iniciales de la segunda parte.
Dembélé recibió una ovación cerrada cuando salió a calentar y otra todavía más intensa cuando a los 66 minutos saltó al terreno de juego para reemplazar a Yusuf Demir, además de despertar el murmullo en la grada casi cada vez que tocaba el balón.
Dembélé entró en escena con el cometido de añadir dinamismo al ataque azulgrana, de encarar y buscar línea de fondo por el extremo derecho, y pronto demostró tener la lección aprendida.
En el minuto 67 desbordó por la banda y centró para el cabezazo de Frenkie de Jong, que salvó Vlachodimos con la yema de los dedos. Acto seguido, realizó un servicio medido para la llegada de Memphis en el corazón del área, pero se anticipó la defensa lusa.
Pese a diluirse la efervescencia inicial, Dembélé fue el más insistente entre los delanteros del cuadro azulgrana y en el minuto 78 buscó un pase filtrado al que llegó antes Vlachodimos que De Jong.
En el minuto 82, exprimió su veloz zancada para superar a su marcador y sirvió un centro al segundo palo que, tras superar al portero, volvió a abortar en boca de gol la defensa del Benfica.
Y en el tiempo añadido, Otamendi se lanzó al suelo para rechazar el remate del delantero francés, que ya encaraba portería.