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La desesperación de Pep Guardiola con el gol de Vinicius: se va al suelo resignado y se encara con el cuarto árbitro

Pep Guardiola no podría creerse lo que estaba viviendo en su propia casa. El Real Madrid de las mil vidas tiró de coraje para salir con vida ante el City de Manchester en la Champions. Vinicius fue uno de los protagonistas de la remontada y el catalán vivió muy de cerca su gol.

Su reacción a la contra merengue y la definición del brasileño no pasa desapercibida. Guardiola se va al suelo en el inicio de la jugada y termina protestando el tanto al cuarto árbitro totalmente fuera de sí.

La alegría del 2-0 no tapó su frustración cuando Phil Foden y Riyad Mahrez erraron el 3-0 y el 4-0. A por el argelino se fue directamente, le recriminó que fallara un pase claro y se la jugara él solo. El enfado no se explicaba con el resultado, pero sí con el miedo del entrenador a lo que vendría después.

El primer gol blanco

El 2-1 ni le sorprendió. Ya se ha enfrentado muchas veces contra el Madrid, ya ha perdido varias veces sin merecerlo. Ya sabe lo que es tener a esta gente al borde de la rendición y que resurjan.

Llegó el 3-1 de Foden y después la jugada que le descolocó. Un saque de banda que dio la impresión que debía ser para el City. Guardiola salió como un loco a por el linier. El Etihad bramaba. Tuvo que venir el árbitro a calmar los ánimos con una amarilla para el técnico, que se alejaba diciendo "venga, hombre".

Era solo un saque de banda, pero lo cambió todo. De ahí se creó el pase en largo para que Vinícius retratara a Fernandinho y para que el Madrid emergiese de nuevo. Lo tuvieron que volver a hundir, con un zurdazo de Bernardo Silva a la escuadra, pero la mano de Laporte que provocó el penalti para Benzema acabó con los ánimos de Guardiola.

Sentado en la nevera

Como si fuera Marcelo Bielsa, el español se sentó en la nevera, pero no como lo hace el argentino, para tener otra perspectiva. No como señal de identidad. Se sentó, se llevó la mano a la frente y se preguntó cómo podía estar pasando esto. Cómo en un partido que el 99 % de los equipos hubieran cedido por 5-0, el Madrid iba a salir vivo.

El panenka de Benzema le confirmó los temores que tuvo al principio del partido, y con el 1-0, 2-0, 3-1 y 4-2. Al Madrid nunca hay que darle por muerto. Nunca.