Erling Haaland es uno de los goleadores más peligrosos que hay en la actualidad en el fútbol. Todo lo que toca acaba prácticamente en la red y eso le lleva a superar a sus 22 años a futbolistas tan importantes como Luis Suárez y Rivaldo.
El noruego ya suma 28 goles en 22 partidos en competición europea. Unos números que le han llevado a superar a esos dos jugadores históricos necesitando 51 partidos menos y teniendo un coeficiente de gol de 1,27 goles por partido.
El hambre anotadora de Erling Haaland abrió al Manchester City el camino de una cómoda victoria (5-0) en casa contra el Copenhague en un duelo en el que los ingleses pudieron permitirse el lujo de sentar al noruego en el descanso. tras firmar un doblete.
Fiel a su costumbre de perforar la red, Haaland sólo necesitó siete minutos y un toque de balón para transformar el primero. Lo hizo rematando en el interior del área un buen centro desde la derecha de Cancelo.
A ese tanto pudo seguirle otro poco después, cuando Bernardo Silva se encontró con el palo. Además, Haaland pudo ampliar su cuenta mediante un cabezazo blocado por el arquero, que también desvió un tiro desde la frontal de Gundogan, y otro más del ariete escandinavo a una mano.
Jugaba a placer el anfitrión, monopolizando el esférico y las ocasiones. Y no cesó en sus intenciones para lucimiento de un Grabara convertido en héroe hasta que Haaland volvió a superarle al empujar a la red un balón muerto tras tiro de Sergio Gómez.
No cejó en su intención de anotar Gómez, que antes del descanso volvió a intentarlo provocando el desvío hacia su propia puerta de Khocholava. Con 3-0 al intermedio, Guardiola decidió prescindir de Haaland.
Sin su principal referente ofensivo, tornó el City en un equipo de más elaboración, pero no exento de acierto. Mahrez, aprovechando un penalti de Stamenic sobre Laporte, abrió más la brecha e hizo el cuarto.
A partir de ahí el cuadro local dejó que la inercia y la inspiración trajesen consigo los acercamientos. Y en esa dinámica Julián Álvarez se dio de bruces contra el palo. El gol que se le resistió ahí acabaría haciéndolo algo más tarde, rematando a placer un pase de la muerte de Mahrez.
De ahí al final el protagonista fue Jack Grealish, que hizo méritos más que de sobra para adjudicarse una diana, pero no alcanzó su objetivo. Un tiro con efecto que se marchó fuera por poco y otro disparo al palo, el tercero de la noche, fueron sus opciones más claras.