Un equipo de baloncesto debe ser un conjunto equilibrado de jugadores talentosos, habilidosos, inteligentes, fuertes y muy rápidos. Con el desarrollo de nuevos métodos de entrenamiento y la aplicación de estadística avanzada, los equipos técnicos tienen a su disposición más elementos de juicio y opciones a la hora de confeccionar una plantilla que aguante la gran cantidad de partidos que se acumulan a lo largo de la temporada. Si bien es cierto que, tradicionalmente, se confeccionaban plantillas con un patrón más o menos rígido de bases, aleros y pívots, hoy en día se adaptan muchas variaciones sobre esa columna vertebral para completar todas las posiciones de un equipo de baloncesto.
Hay que tener en cuenta que, a la hora de confeccionar una plantilla, además del presupuesto, entran en juego una serie de condicionantes que el equipo técnico debe tener en cuenta. Sí, el presupuesto es lo primero, pero también qué competiciones se van a jugar y qué perfil de jugadores se necesitan para luchar por los objetivos.
Por ejemplo, en la NBA se trata de plantillas largas, con 16 ó 18 jugadores, y con equipos vinculados que juegan en la liga de desarrollo y que pueden llegar a prestar jugadores para concentraciones y entrenamientos específicos, así como para contratos temporales. Mientras, en Europa se estilan plantillas de 12 jugadores, aunque los equipos que luchan por la Euroliga, por ejemplo, suelen estirar el número hasta 14 ó 15, para suplir posibles lesiones y ofrecer rotación por la alta cantidad de partidos semanales.
A partir de esos números qué jugadores escoge cada técnico solo depende del tipo de juego que vaya a desarrollar. Para los menos entendidos, no es obligatorio tener unos puestos de bases, aleros y pívots. Hay bases que pueden desarrollar múltiples funciones en la dirección del juego, pero como los bases, también lo hacen los aleros y los pívots. Como decimos, la optimización de los entrenamientos con jugadores que cada vez hacen más cosas mejoran rápidamente el espectáculo.
En el caso de los bases, las plantillas se suelen complementar con jugadores de diferentes características para cada momento de partido. Como decimos, los entrenamientos actuales permiten que los jugadores dominen casi toda la cancha y posiciones, aunque siguen existiendo ciertos estereotipos de altura y físico. Los más bajitos están predestinados a ocupar puestos de base y escolta, se desenvuelven con habilidad por todas las zonas del campo, técnicamente deben ser muy hábiles para subir el balón e inteligentes a la hora de ejecutar las órdenes del entrenador y dirigir al equipo. Intensos para dificultar la labor del base del equipo contrario en los momentos de presión y capaz de resolver con un tiro o un pase una situación exigida. Si la estrella del equipo no está en el puesto de base, su función será más la de facilitar transiciones y ejecutar sistemas que finalicen con un buen balón al jugador que tiene que resolver.
Los escoltas casi llevan la tarea en su nombre. Su altura y físico suele ser superior en tamaño al del base, aunque sus funciones, en ocasiones, son muy parecidas. Ayuda en la subida del balón y, si no es el tirador, facilita situaciones para que el balón llegue correctamente al que tiene que decidir. La intendencia es su trabajo. En defensa intenta provocar situaciones de 2 contra 1 en presiones o defensa individual, y son los que más desplazamientos suelen hacer en situaciones de zona. Un escolta de brazos largos ayuda mucho en defensa por su capacidad de desplazamientos laterales.
En el caso de los aleros también está en la mano de los técnicos elegir el perfil que mejor se adapte a su juego. Por orden de físico, un buen alero puede estar entre el 1,95 y los 2 metros de estatura. Atléticos, con físico fuerte y gran capacidad de adaptación al rol que pide el entrenador, eso es lo que suelen pedir los equipos más fuertes y no hay gran cantidad de jugadores talentosos así. En ataque suelen decidir partidos con su potencia y calidad. Espectaculares con sus vuelos y su toma de decisiones, pero sin miedo a la hora de chocar con los más grandes en tareas defensivas y en el rebote ofensivo. Juega a su favor la capacidad de zancada y de ocupar espacios para entorpecer los ataques, y despliegan un cambio de ritmo muy importante con el primer paso a la hora de atacar el aro. Eso y sus largos brazos suelen ofrecer buenas canastas en bandeja.
El ala pívot es otra de las figuras multitarea en un equipo de baloncesto. Los mejores tienen gran parte de las características de los aleros, pero una presencia física que es capaz de hacer frente a los grandes pívots. Atléticos por naturaleza, pero robustos y con menos velocidad que los aleros, son el muro de contención y ayuda en caso de que alguno falle. En momento puntuales suplen a los pívots y en otros a los aleros, por lo que deben estar siempre al cien por cien.
El pívot es el más grande de tamaño o, al menos, suele serlo. De todas las posiciones, quizás, es la que más ha cambiado en los últimos 10 años. Han pasado de ser jugadores más bien torpones y con escasa movilidad que únicamente imponían el terror en posiciones cercanas al aro, a ser capaces de correr en "sprint" la pista y tener un rango de tiro de 5 metros más que aceptable. Incluso se han dado casos de pívots que han empezado a tener rango de tiro triple, bien por exigencias de sus entrenadores, bien por sus capacidades. Aún así, donde más daño hacen los pívots es cerca del aro, en ataque dominado la pintura y en defensa creando terror con sus alargados brazos.
¿Sabes cuántos jugadores hay en un equipo de baloncesto? Las cinco posiciones son unas acotaciones de las principales posiciones que hay en un equipo de baloncesto, pero no debemos olvidar que son los equipos técnicos los que deciden quién o quiénes se adaptan mejor a la forma de jugar en pista.