Tradicionalmente, el base en baloncesto ha sido la voz del entrenador en la pista, el jugador que ordenaba y colocaba a sus compañeros sobre la cancha con un criterio que había sido hablado durante los entrenamientos. Siempre se ha considerado al base como el jugador más inteligente del equipo y el que tenía todos los galones en los procesos de toma de decisión en cada momento de partido. Es muy posible que todas esas afirmaciones sean reales, pero con todo lo que han cambiado los métodos de entrenamiento y la distribución de roles en pista esas premisas ya no se corresponden con la realidad actual.
Claro, podemos pensar en, por ejemplo, Magic Johnson (Los Angeles Lakers) o Juan Antonio Corbalán (Real Madrid) y asumir que las primeras líneas del artículo son reales… y seguro que en su momento lo fueron. Pero jugadores como Michael Jordan (Chicago Bulls), Larry Bird (Boston Celtics), Kevin Durant (Brooklyn Nets) o LeBron James (Los Angeles Lakers) echan por tierra cualquier confirmación científica del axioma. Ellos, sin ser bases, han sido (o son) guías de sus respectivos equipos.
El base era un jugador bajito, quizás se le ponía a dirigir porque tenía el centro de gravedad más bajo y se le suponía cierta habilidad para el manejo del balón, rapidez y visión de juego. Durante décadas, la posición de base, "point guard" en inglés, estuvo manejada por ese perfil de jugadores, tanto en Estados Unidos como en Europa, pero la llegada de Jerry West (Los Angeles Lakers) y la abrupta irrupción de Magic Johnson y sus 2,05 de estatura empezaron a diluir los perfiles rígidos que habían manejado el balón en los primeros años.
Es cierto que aún hoy en día el puesto de base está comandado por los más bajos, pero ya no tienen una exclusiva. Es obvio que jugadores de 1,85 no tendrán la misma capacidad de cargar el rebote con éxito ante jugadores de más de 2,10, pero no es menos cierto que la forma de jugar y entrenar también ha modificado estos patrones.
Normalmente el base inicia el ataque o dirige el contraataque. En un ataque que podemos llamar 'posicional', el base ordena las figuras conforme al plan de juego y desarrolla el sistema de inicio. Sí es cierto que, debido a esto, su rol es de muy estrecha confianza con el entrenador. El base, además de trabajar especialmente la técnica individual, debe tener claros todos los sistemas que plantea el equipo técnico, así como las variantes que se puedan dar en el partido: debe coordinar dichos sistemas con sus posiciones en pista, debe estar preparado para cambiar de dirección, dar un pase inesperado que no espera el rival y ser capaz de asumir un tiro exigido, al final de una posesión que se ha enredado. Esas cosas pasan.
A la hora de coordinar un contraataque de un tiro fallado por el contrario o de un balón perdido, debe tener un buen posicionamiento en pista para ir a buscar el balón, o pegar un grito a su compañero en posesión del balón de tal manera que sepa dónde está rápido y pueda salir en velocidad. Si todo esto no es posible, que puede pasar, debe ir a buscar el balón a las manos de su compañero para analizar todas las opciones que tenga en la salida. De un vistazo saber dónde está el resto de jugadores, del equipo y rivales, y poner en valor su toma de decisiones que deberá ser la más perfecta para conseguir el buen fin, la anotación. Por todo ello, las características más habituales de un jugador que desarrolla el puesto de base es alguien ágil, rápido, con fuerza en los brazos y mucha fuerza mental capaz de sobreponerse a situaciones adversas del juego.
Nos hemos dedicado al ataque, pero si hablamos de la defensa, el base es el que suele encargarse de hacer el balance una vez se ejecuta un tiro. Evidentemente se dan situaciones distintas dependiendo de cómo haya acabado el ataque del equipo de nuestro base. Si ha anotado, tiene órdenes de entorpecer la creación de juego del equipo rival para lo que se exige un alto grado de esfuerzo físico, ya que puede necesitarse que esa primera barrera se ponga a lo largo de toda la cancha.
Para evitar un gran desgaste, aparece la figura del entrenador que tiene que racionalizar las rotaciones para mantener siempre fresca y con nivel alto esa primera línea. Si el equipo no ha anotado, el posicionamiento en cancha es más importante si cabe, ya que debe tener la inteligencia suficiente para acaparar el mayor número de espacio posible y ser capaz de llegar al más lejano con relativa facilidad.
A principios de este siglo se puso 'de moda' hacer la llamada 'falta táctica', y los bases eran los encargados en la mayor parte de las veces de asumir dicha falta personal para cortar el ataque rápido del equipo rival. Hoy en día, gracias a la evolución de las reglas, se castiga la acción con un tiro libre extra para favorecer el juego de ataque.
Así pues, el base en el baloncesto es uno de los grandes responsables de que el juego se inicie de forma eficiente. Quizás no siempre sea el jugador estrella, pero es muy importante que a un entrenador le aporte conocimiento, inteligencia, velocidad y constancia.