Tras dos partidos de absoluto dominio de Lakers, Miami se mantiene vivo en las finales tras ganar el tercer partido de la serie. Supieron sobreponerse a las bajas y un Jimmy Butler vestido de Michael Jordan lideró la victoria de su equipo. 2-1 a favor del conjunto angelino pero con la sensación de que puede pasar de todo.
Cuando parecía que la eliminatoria iba encaminada al 4-0, Miami demostró que no se le puede dar por muerto. Jimmy Butler se echó al equipo a la espalda tras las lesiones de Goran Dragic y Bam Adebayo. Los Lakers dejaron pasar la oportunidad de poner el 3-0 aprovechando las bajas de dos de los mejores jugadores de Miami. En un partido horripilante, el último cuarto acabó por decantar la balanza a favor de los de Erik Spoelstra.
Miami dio una auténtica lección de baloncesto y de cómo sobreponerse ante las bajas y dominó el partido de principio a fin. Fue el mejor equipo en pista en todo momento pese a la superioridad en efectivos de Lakers en una noche en la que Lebron James y Anthony Davis no brillaron lo suficiente.
Erik Spoelstra fue clave en un partido que fue una auténtica lección técnica de baloncesto. Por no hablar de Jimmy Butler, que encarnado en el mismísimo Michael Jordan, encontró la manera de reducir a unos Lakers que parecieron invencibles en los dos primeros partidos de la serie.