La fuerza, junto con otras habilidades como la altura, la técnica, la velocidad y el saber entender el juego, es una de las facetas más importantes a la hora de jugar al baloncesto. Y más en la NBA, la liga profesional americana, donde el físico prima para dar ese punto extra de competitividad y solvencia a los jugadores.
Tal es el caso que, a lo largo de los años, hemos contemplado con perplejidad, y con un puntito de envidia, como los jugadores españoles que han viajado a tierras americanas para intentar triunfar en la principal liga del mundo transformaban sus cuerpos de una manera increíble. Todos tenemos en mente los casos de los hermanos Gasol y, más recientemente, a Ricky Rubio o a los también hermanos Hernangómez.
La fuerza, por tanto, es vital para jugar a la NBA, ya sea para salir de los bloqueos o hacerlos, cerrar los rebotes o para aguantar estoicamente las rocosas defensas de otros jugadores que superan ampliamente los 100 kilos y acumulan músculos como si no hubiera un mañana.
A lo largo de la historia, la NBA ha visto jugadores muy fuertes, pero muchos no han sabido combinar esa fuerza con algo más, por lo que su rol ha quedado relegado al de especialista defensivo o al de mero recambio de la estrena del equipo cuando este necesitaba minutos de descanso en el banquillo. No obstante, vamos a recordar a aquellos jugadores más fuertes de la NBA que sí han tenido un gran impacto en la competición, recordando a algunos míticos que ya no están en las canchas y otros que todavía siguen usando sus músculos para jugar el mejor baloncesto.
El novato (Zion Williamson)
El más joven y el más "bajito" de la lista. Sus 1,98 metros de altura parecen pocos en un mundo de jugadores que superan los 2,05 en su posición (ala-pívot). Sin embargo, cuando ves que pesa 129 kg y con la potencia y la fuerza con la que se mueve en la cancha, te replanteas los cánones del baloncesto actual. Esta está siendo la primera temporada de Williamson, pero los expertos ya le señalan como el sucesor de Lebron James. Lo poco que hemos visto de él, estuvo lesionado durante bastante tiempo, confirman sus sospechas.
El cuerpo (Dwight Howard)
A pesar de su veteranía, 34 años, Howard sigue teniendo uno de los físicos más espectaculares de la liga. Apodado, no de forma gratuita, como Superman es una auténtica bestia defensiva y reboteadora. En sus inicios, tuvo una mayor presencia en ataque, pero, con los años, ha sabido adoptar un rol más secundario que sigue siendo temible para sus rivales: sus 2,16 metros de altura y sus 120 kilos de puro músculo todavía se hacen respetar.
La superestrella (LeBron James)
Es el único de esta lista que no juega en la posición de pívot, aunque podría hacerlo. También de base, de alero, de lo que quisiera. Estamos hablando de uno de los jugadores más completos de la historia de la NBA y uno de los pocos que es capaz de aguantar las comparaciones con Michael Jordan. Aquí, su fuerza está menos enfocada a defender su propio aro, que también, sino que está orientada a sacar ventaja de los rivales tanto por la potencia como para deshacerse de sus pegajosas y físicas defensas. Hay pocos jugadores capaces de moverse tan rápido y con tanta potencia con 2,06 metros de altura y 113 kg de altura.
El infranqueable (Shaquille O’Neal)
Se trata de uno de los pívots más dominantes en la historia del baloncesto. Shaq era absolutamente imparable en ambos extremos de la cancha. Destrozó tableros, empujó a adversarios, posteó a los mejores jugadores del mundo y ganó títulos, 4 campeonatos de la NBA para ser exactos. Sus 2,16 metros de altura y un peso que varió en su carrera de los 147 a los 163 kilos atestiguan que su increíble presencia física que casi ningún otro jugador podía parar.
El anotador (Karl Malone)
Pocos jugadores han sido más intimidantes en cualquier deporte que Karl Malone. The Mailman (El cartero), como le apodaban fue completamente dominante con sus 112 kilos de peso y 2,10 metros de altura. Sus 36.928 puntos en sus 19 años de carrera así lo atestiguan, siendo el segundo máximo anotador en la historia de la NBA por detrás de Kareem Abdul-Jabbar, promediando 25 puntos, 10 rebotes y 0,8 tapones por partido.
El especialista (Ben Wallace)
Wallace era un experto defensivo. Sus estadísticas no se llenaban de puntos o asistencias, sino de rebotes y tapones, y tampoco reflejaban con exactitud el temor que infringía en sus rivales en la zona. Era una auténtica bestia física en la pintura y eso que tampoco se trataba de un jugador demasiado alto para su posición (pivot) con sus 2,06 metros ni tampoco el que más kilos ponía en liza, con "apenas" 109 kilos de peso. El hecho era que esos 109 kilos eran casi todo músculo, algo que le permitió ganar 4 veces el premio al mejor defensor del año y ser una pieza clave en el campeonato que ganó su equipo, los Detroit Pistons, en 2004.
La rareza (Steven Adams)
Decimos "rareza" porque estamos ante el único jugador blanco de la lista. Quizás tampoco su físico llame demasiado la atención por su físico a primera vista, pero esa apariencia de Aquaman y sus 2,11 metros y 116 kilos son muy respetados entre sus rivales. De hecho, muchos de ellos se han quejado de sus bloqueos, que son los más temibles por su contundencia dentro de la competición.
En esta lista también podríamos añadir otros nombres como el de Wilt Chamberlain, DeMarcus Cousins, Amar'e Stoudemire o Russell Westbrook, pero creemos que los siete que te hemos destacado reflejan perfectamente varios perfiles de los jugadores más fuertes de la NBA: jóvenes, veteranos, estrellas, históricos, defensivos, etc.