Marta Xargay ha confesado que sufrió bulimia y ortorexia debido, según explica, al trato al que la sometía el entonces seleccionador español, Lucas Mondelo, despedido el viernes y que nunca le ha respetado "ni como jugadora ni como persona". La exjugadora lo ha explicado en una entrevista en El País y ha contado todo lo que sucedió con el Mondelo en el banquillo de la Selección.
"Llegó el momento en el que tuve que anteponer la persona a la deportista. No podía seguir aguantando cosas inasumibles. Hay límites que no hay que traspasar y él a mí me llevó a un límite muy heavy. Es duro... He tenido muchos problemas con la comida por culpa de esta persona", confesó en una entrevista a El País realizada el pasado 15 de julio y embargada hasta este domingo.
La exbase de Girona, que precisamente el pasado 15 de julio anunció su retirada, relató cómo se produjeron los acontecimientos. "Todo empezó en Rusia, en mi etapa en el Dynamo Kursk -en la temporada 2018-2019, en la que Mondelo entrenaba allí compaginando su puesto con el cargo de seleccionador-. Nos pesaban cada semana y él siempre estaba detrás vigilando todo", manifestó.
"Hubo varias situaciones, en concentraciones del equipo, en las que se acercó a Sonja Petrovic y a mí y nos dijo que nosotras no teníamos postre porque estábamos gordas. En ese momento, yo pesaba 67 kilos, y mido 1,82m. Me encontraba bien físicamente, pero eso me generó mucha inseguridad, dentro y fuera de la pista. Constantemente me decía que estaba fuera de peso... Esto me causó una revolución física y mental", añadió.
Además, confesó que se sentía "mal por comer, aunque fuera una ensalada". "No disfrutaba de la comida, me ponía a comer con ansiedad y después me iba al baño... Mi psicóloga no me dejaba pesarme y en la concentración con la selección seguía ese control. Me creaba mucha ansiedad. Cuando sabía que a la mañana siguiente nos tenían que pesar, por la noche no dormía", señaló.
Le diagnosticaron bulimia y ortorexia (obsesión por la comida sana). "Podía pasarme dos horas en el supermercado mirando los componentes de todos los productos. Perdí el sentido de la realidad, de cómo era yo físicamente. Si estaba gorda o no. Si comía bien o no. Ahora vuelvo a quererme y aceptarme, pero llega un punto que se te mete eso en la cabeza. Aun a día de hoy, que ya no hago tonterías con la comida, noto que eso ha dejado huella y va a estar conmigo toda mi vida. El pensamiento vuelve de forma recurrente y la presión social con los prototipos de mujer ideal no deja de fomentarlo", indicó.
Xargay explicó también que antes de la pandemia decidió que dejaría de jugar después de los Juegos Olímpicos de Tokio. "Con el aplazamiento, llegó el dilema de si perderme o no los Juegos y me alejé de las canchas para coger perspectiva. Ahí descubrí que mentalmente no podía más. No echaba de menos jugar. Esa fue la gran señal. Estaba en paz conmigo misma y con mi carrera", afirmó.
"No ha sabido controlar su autoridad. En ningún momento me ha respetado, ni como jugadora ni como persona. Ha tenido muchos comentarios, públicos y privados, atacándome y metiéndose a valorar mi vida privada y mis relaciones. Ir a la selección siempre era como ir de colonias y el hecho de llegar y ver que ese campamento de verano se había convertido en otra cosa fue muy duro", expresó.
Por último, la exjugadora catalana pidió que "no" se le "recuerde por esto". "Quiero que la gente se quede con la jugadora, con todo lo que demostré en la pista. Lo cuento porque creo que puedo ayudar a muchas niñas que estén pasando por lo mismo. Para que sepan que nos puede pasar a cualquiera, que los deportistas no somos invulnerables, pero que se puede superar. Yo lo tenía todo y lo he sufrido. Ahora lo cuento por responsabilidad. Y ojalá ayude también a las compañeras, para ser más personas que jugadoras dentro de un equipo. Una cosa es la exigencia y otra, traspasar los límites", finalizó.