En noviembre del año 2019, muy poco después de la desaparición de Marta Calvo, cuyo cuerpo todavía no ha sido encontrado, otra joven desapareció sin dejar rastro: Wafaa Sabbah. Después de 18 meses de investigación, finalmente, un varón de 30 años, llamado David S., ha indicado a la policía donde se encontraba el cuerpo sin vida de la joven: dentro de un pozo en una finca de Carcaixent (Valencia) que pertenece a su familia.
El detenido no ha confesado el crimen, pero era el principal sospecho de la policía: un joven que había manifestado su deseo de tener relaciones sexuales con Wafaa, de 19 años, cosa que ella habría rechazado. Gracias a la geolocalización de su teléfono móvil, los agentes sabían que tanto Wafa como David S. habían estado juntos en la zona en la que se ha encontrado el cadáver el día de su desaparición.
El sistema de localización geográfica del móvil ha sido clave en esta investigación - el joven ha confesado dónde estaba el cuerpo después de hablar con su madre dentro de la finca familiar en la que se encontraban- y en ‘Cuatro al día’ nos hemos preguntado cuáles son los requisitos para intervenir un teléfono a un nivel superior y poder pincharlo.
Éste es un método que no está permitido en las investigaciones policías y que sólo puede llevarse a cabo con la autorización de un juez que de su consentimiento expreso. El juez sólo lo dará si realmente hay evidencias concretas y la acusación que se cierne sobre la persona cuyo teléfono va a ser intervenido no es una mera sospecha sin fundamento.