El otoño pasado, el periodista y economista Javier Ruiz se sorprendía de la subida de impuestos que anunciaba el Gobierno en torno al IRPF, al IVA y a las tasas de empresas y medioambiente en plena pandemia del covid. Y también anunciaba lo que estaba por venir:
“Prepárense para el dieselazo”, dijo claramente, y todo apunta a que la subida de los combustibles fósiles ha llegado para quedarse.
Después de la subida en las tarifas de la luz y de la división en tres franjas del consumo eléctrico: la franja valle, llano y pico, siendo la más barata la que comprende desde las 00:00 horas hasta las 8:00 (unas horas inviables para usar los electrodomésticos del día a día), llega otra mala noticia: la impresionante subida de la gasolina 95.
La gasolina ha alcanzado un precio histórico y ha llegado a su pico más alto desde el año 2014. Hace 12 meses, llenar un depósito de un vehículo estándar de 60 litros de capacidad costaba unos 66 euros de media, mientas que ahora supone 81,6 euros (15 euros más cada repostaje completo).
El camino que Europa ha tomado hacia la llamada 'Transición Justa' o 'Pacto Verde' es, precisamente, el de acabar con la dependencia que tenemos a las que provienen de los combustibles fósiles, como el petróleo, el carbón y el gas natural.
Por eso, los impuestos a estos materiales son cada vez más altos y acaban afectando al bolsillo de los ciudadanos. Algo que, en esta misma línea, también pasará en el futuro con la calefacción y, por supuesto, los coches diesel, cuyo dieselazo está por llegar.