La historia de un súper deportista, Victor Loira, se ha vuelto viral. Este fin de semana ha participado en la segunda edición de una de las pruebas más duras, la ultramaratón disputada durante tres días en tierras asturianas. Lo excepcional es el estado de salud y las dolencias que arrastra este hombre.
A nado, en bici o corriendo. Ni el Crohn ni una colostomía han impedido que participe en su primer Ultra Man y es que, para él, el deporte es salud aún siendo consciente de sus limitaciones.
"Yo considero el deporte, para mi es invertir en salud. Tengo una bolsa de ileostomia, por lo tanto tengo una discapacidad funcional por que yo no tengo ni intestino grueso ni el cincuenta por ciento del delgado, y tengo la bolsa donde recojo mis desechos que hoy me jugo una mala pasada, me hizo parar mucho", aseguraba.
Como pilar fundamental, sus compañeros y su mujer Tita, quien a sabiendas de lo cabezota que es a veces Victor, no duda en estar siempre esperando y apoyando en cada una de sus hazañas: "Es un cabezón y lo hace, pero bueno, no dejas de estar preocupada pero es lo que a él le gusta, lo que le hace sentir bien, entonces estamos ahí, estamos siempre detrás".
"Más de 500 km para decir aquí estoy yo, que no hay mayor barrera que la que uno se pone y que el deporte es o debe ser cien por cien inclusivo", afirmaba el deportista.
"Un ultraman que admita una persona con una discapacidad orgánica, una minusvalía, yo a eso lo llamo deporte de inclusión", comentaba ilusionado. "Además, también reclamamos a la administración baños adaptados para nuestras capacidades, para nuestros problemas que tenemos día a día", concluía.
Aunque este año no ha podido ser, este deportista no se desanima, y si algo ha quedado claro, es que Victor seguirá dando mucha guerra en el mundo del deporte y Tita, su mujer, siempre estará esperándole en cada meta.