Hace tres meses Alberto Urraca de 34 años, sintió una fiebre muy alta. En el Hospital 12 de Octubre le hicieron la prueba de la covid-19 pero dio negativa. Los médicos no detectaban lo que padecía. Sin embargo, su estado empeoró a toda velocidad.
“Me acuerdo que me llevaron en la cama y no me acuerdo de nada más”, señala Alberto. El caso es que estuvo más de 40 días en la UCI, de ellos 15 en coma inducido. Solo un 5% de las infecciones bacterias son desconocidas como le paso a Alberto. Además, el uso de fuertes antibióticos puede borrar el rastro de cuáles fueron las bacterias que le atacaron. El caso es que como señala la médica internista Carmen Díaz Pedroche Alberto padecía un fallo multiorgánico generalizado. Estaba en una situación crítica le fallaron los órganos vitales. La sangre se salía de los vasos sanguíneos y no le llegaba al corazón, pulmones, etc. Esto sucede porque para priorizar su funcionamiento, el cuerpo deja de enviar sangre a las extremidades y prefiere enviarla a los órganos vitales. De la misma forma que cuando tenemos frío los pies y las manos no les llega de sangre.
Pero en el caso de Alberto, era un caso muy grave que supuso que la punta de los dedos y los pies se necrosaran. Así que ante la gangrena no cabe otra vía que la amputación. El jefe de servicio de cirugía vascular del “12 de Octubre”, José Antonio Gonzalez Fajardo, se encargó de la intervención.
Mientras, en el otro quirófano, un paciente covid-19 es operado para ser intubado. Este es el día a día de un hospital. No sólo se lucha contra la pandemia sino además hay que hacer frente a todo tipo de enfermedades que como la sufrió Alberto. La lucha eficaz contra las infecciones bacterianas y el uso racional de los antibióticos es básico como señala el investigador de neurovirología José Antonio López. Pese a todo por lo que ha pasado insiste en dar las gracias: “Si no fuese por la sanidad pública, yo estaría muerto”.