El mosso que asesinó a Judith, su expareja, en Tarrasa, se llamaba Carlos. Tenía 42 años y tenía otra hija de 13 años de otra relación anterior.
Según comentan sus vecinos, Carlos era reservado pero no agresivo. Sin embargo, todos coinciden en señalar que, desde que dejaron la relación en verano, él no paraba de acosar a la joven.
La familia denuncia que él llevaba tiempo acosándola para que volviera con él.
“La perseguía cuando iba a hacer la compra, la perseguía cuando iba al hospital donde hacía las prácticas”, tal y como explica el tío de la víctima.
Todo sucedió en el garaje de la finca en la que la víctima vivía con su madre. Allí, Carlos esperó a Judith y le disparó con su arma reglamentaria. Tras el asesinato, el mosso se suicidó.
Tarrasa se ha visto golpeada y consternada. En el municipio se han celebrado diferentes actos para denunciar este nuevo caso de violencia machista.