Al menos seis personas han perdido la vida, entre ellas un menor, y 37 han resultado heridas, entre ellas 10 de carácter grave, después de que un vehículo con dos ocupantes a bordo, ahora arrestados, arrollara en la madrugada de este domingo, 20 de marzo, a más de un centenar de personas que estaban celebrando una fiesta de carnaval en Strépy-Bracquegnies, en el sureste de Bélgica.
No se trató de un accidente puesto que las dos personas que iban en el vehículo, de 32 y 34 años, vecinos de la localidad, intentaron huir de la Policía. El caso se encuentra en manos de las autoridades judiciales, pero de momento se ha descartado la hipótesis de un atentado terrorista.
El suceso, en torno a las 05:00 (hora local), ha consternado a este pequeño municipio de tan sólo 80.000 habitantes. Su alcalde, Jacques Gobert, activó el plan de catástrofes. "Un coche que iba a toda velocidad arrolló a la multitud que se había reunido para ver la recogida de Gilles. El conductor siguió su camino, pero lo interceptamos", indicó al diario Le Soir.
"El coche pasó y mi casa tembló y pocos segundos después se llevó por delante a todo el grupo de carnaval", explica una de las vecinas. Los servicios de emergencias, a su llegada, se encontraron con una escena terrible, y es que el coche, a toda velocidad, pobló el suelo de personas atropelladas. Unas 70 tuvieron que ser atendidas y ya han sido dadas de alta.
Un periodista de la televisión belga, que vivió lo ocurrido desde dentro, lo resume de manera contundente: "Horrible". Una tragedia que no se podían imaginar hace poco más de un mes, cuando participaron en Niza (Francia) en un desfile de agrupaciones carnavaleras.
El primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, ha lamentado el suceso. "Mi corazón está con las víctimas y sus seres queridos. Todo mi apoyo va también para los servicios de emergencia por su ayuda y asistencia brindada", ha declarado en un comunicado recogido por RTBF.