La operación “Balmis” la oímos sin parar durante el despliegue del ejército en el estado de alarma. Tanto, que por extensión se ha identificado con todo lo que tenía que ver con el control de otras fuerzas policiales durante la pandemia. Ahora, la protagonista ha sido el nombre de “Isabel Zendal”, el hospital que se ha inaugurado esta semana en Madrid.
¿Pero quiénes fueron realmente Isabel Zendal y Balmis? El destino unió a esta enfermera y médico en la que fue la primera acción humanitaria global de la historia.
Si ahora es España la que espera la llegada de una vacuna desde el extranjero, en 1803 fuimos nosotros los que las llevamos a América y Filipinas principalmente.
La viruela ha sido el virus más letal de la historia, cientos de millones de muertos. En el 1800 la única forma de vacunación era infectarse con el virus más atenuado que atacaba a la vaca, de ahí el origen del término “vacunación”. Después la persona recibiese la viruela bovina generaba defensas contra la viruela humana mucho más grave. El virus se transmitía sajando las pústulas con una lanceta y con esta misma haciendo otra incisión en el brazo de la persona a la que se quería vacunar. Pero recorrer con vacas miles de kilómetros era muy complicado (transporte lento, alto consumo de alimento y agua). Como señala Javier Santamarta, autor de 'Siempre tuvimos héroes' (ed. Edaf): “Si hoy se habla sobre los grados de refrigeración para conservar una vacuna y ser transportada, lo mismo pasaba en 1803 cuando salió la expedición. Así que la mejor forma y la que mejores resultados había dado era transportarla con viales vivos con niños”.
Finalmente, se llevaron once del Hospital de la Caridad de La Coruña, seis de la Casa de Desamparados de Madrid y cinco de Santiago. Los niños estuvieron a cargo de Isabel Zendal. En América, los niños de la expedición pasaron el pus la viruela de sus brazos a otros nuevos que creando cadenas de vacunación gratuita por todo el continente dando después el salto a Filipinas. Si bien en algunos puntos ya se conocía la vacuna como en Nueva Granada o Puerto Rico, lo cierto es que la expedición de Balmis la generalizó, la sistematizó, y la hizo gratuita a través de las “juntas de vacunación”. Pero, sobre todo, la globalizó vista con los medios de la época.
De hecho, como nos recuerda Javier: “Rumbo a España, tras dar la vuelta al mundo, recalaron en 1806 la isla inglesa de Santa Elena, en el Océano Atlántico, y ahí también vacunaron a la población. Todo esto de forma gratuita y sin pedir nada a cambio” . Precisamente, a los ingleses con los que no parábamos de estar en guerra (1796-1802) y (1804-1809). Es decir no había distinciones para ayudar al que lo pidiese. Con razón por tanto , la expedición de Francisco Javier de Balmis ayudado de José Salvany y e Isabel Zendal se la considera la primera misión humanitaria de la historia. Como escribió el inglés Edward Jenner (1749-1823), descubridor de la vacuna contra la viruela: “No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporciones un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que éste”.