El aniversario del 11 S coincide este año con la vuelta de los talibanes a Afganistán, el país desde el que AAl Qaeda y Bin Laden planificaron el atentado. Es la peor noticia en la lucha antiterrorista tras unos años, en los que salvo lobos solitarios no ha habido grandes atentados perpetrados en territorio occidental por el integrismo islámico. El ultimo fue en 2017 en Barcelona.
Así, con la vuelta de los talibanes al poder, occidente teme que la historia se repita y Afganistán vuelva a ser un refugio para el terrorismo yihadista y los grandes atentados vuelvan a causar el miedo y el pánico en el mundo occidental.
Pero sin duda es al-Qaeda es quién más se beneficia, porque es previsible que su mando central vuelva a disponer entre Afganistán y Pakistán de un espacio mucho más permisivo para volver a planificar atentados. En esa región ya estuvo refugiado Osama Bin Laden tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y hasta el 2011 cuando fue localizado y eliminado.
Solo hace unos días, cuando los Talibanes entraban victoriosos en Kabul, al-Qaeda contaba con centenares de combatientes actuando como aliados de los talibanes en muchas de las provincias de Afganistán, sobre todo en espacio fronterizo con Pakistán
El Estado islámico, el otro gran grupo terrorista que ha aterrorizado con sus atentados a Occidente, no sale tan bien parado con la llegada de los Talibanes.
Aunque Estado Islámico, que acusa a los talibanes de no seguir la ley islámica con el debido fundamentalismo, aprovechará el éxito Talibán para la captación de jóvenes musulmanes en la yihad contra occidente.
Un Estado Islámico que ha perdido la infraestructura para realizar grandes atentados en Europa y cuyos últimos ataques han sido llevados a cabo por individuos aislados, los llamados lobos solitarios. La amenaza de atentados depende en gran medida de qué harán los talibanes.
Si Afganistán vuelve a ser un refugio de terroristas Europa corre más peligro. EEUU está lejos, sus controles de fronteras lo hacen más inaccesible, cuenta con servicios antiterroristas coordinados internamente y dispone de una rápida respuesta militar, sin embargo, Europa Occidental está más cerca, sus fronteras son más porosas, los sistemas de intercambio de información entre servicios antiterroristas son menos eficaces y sus mecanismos de respuesta militar menos ágiles.