Hace 20 años, despegaba el vuelo 11 de American Airlines, el primero de cuatro aviones que 19 terroristas de Al Qaeda se disponían a secuestrar y estrellar contra los lugares más emblemáticos del poder de EEUU y Occidente: el financiero, las Torres Gemelas; el militar, el Pentágono y posiblemente el legislativo, el Capitolio, aunque ese avión no llegó a su objetivo y cayó en Pensilvania. Hubo casi 3 000 muertos en un día que volverán a llorar en la zona cero sus familias.
Para todos es imposible olvidar el mayor atentado terrorista en suelo estadounidense. Nadie que contemplara entonces la insólita escena de un avión comercial impactando en la torre norte de Manhattan podía imaginar lo que pasaría después: 106 minutos desde el primer ataque hasta la caída de la segunda torre que dieron un vuelco a la historia.
Esta va a ser una jornada de duelo y recuerdo en homenaje a esas casi 3000 personas que perdieron la vida en los atentados del 11-S. A lo largo de la mañana se guardarán seis momentos de silencio coincidiendo con el momento del impacto contra las Torres Gemelas, coincidiendo con el momento exacto en el que se desploman y con el minuto en el que ocurrieron los ataques en Washington y Pensilvania.
Durante toda la mañana escucharemos por boca de los familiares de las víctimas los nombres de cada una de las personas que fallecieron en estos atentados terroristas. Y cuando llegue la noche volveremos a ver un año más esos dos cañones enormes de luz apuntando al cielo y simulando las torres gemelas.
Va a ser un aniversario cargado de simbolismo por ser el vigésimo, pero también con un sabor agrio porque se ha vuelto a despertar entre los estadounidenses el miedo tras la caótica salida de las tropas estadounidenses de Afganistán.
La cicatriz es permanente: las piscinas con las mismas dimensiones de las Torres Gemelas, son el escenario de la ceremonia reservada únicamente a las familias.
Joe Biden y Barack Obama asistirán al 20 aniversario de un trauma colectivo, en un momento delicado para Estados Unidos, tras la caótica retirada de Afganistán, con la mayor polarización política en décadas. En las horas previas el presidente ha enviado un mensaje: hay que dejar atrás el miedo y defender la unidad.
“Aprendimos que la unidad es lo único que no debe romperse nunca. La unidad nos hace ser quienes somos. Para mí esta es la lección central del 11-S. Cuando somos más vulnerables, en el tira y afloja que nos hace humanos, en la batalla por el alma de América, la unidad es nuestra principal fortaleza”, ha dicho.
No solo Nueva York se vuelca hoy con el homenaje. También Pensilvania y Washington sufrieron los ataques. En Shanksville, George Bush rendirá tributo a las víctimas del vuelo 93 de United Airlines. Biden estará presente en los tres escenarios, el último, el Pentágono. En la agenda del expresidente Trump solo figuraba su papel como comentarista de una pelea de boxeo. A última hora ha anunciado su visita al memorial de Nueva York, donde volverán a alzarse los cañones de luz simulando las dos torres borradas para siempre.