Este fin de semana, las imágenes de concentraciones en las que no se cumplía ninguna medida de seguridad contra el coronavirus han sido duramente criticadas. Por un lado, la celebración que hicieron, sin mascarillas y sin distancia sanitaria, los seguidores y los jugadores del Cádiz. Por otro, las de una fiesta de jóvenes descontrolada en Motril, Granada, donde ya se había impuesto la obligación de la mascarilla, aunque se guarden los dos metros de distancia.
A pesar de que las autoridades habían pedido a los gaditanos que fueran prudentes en los festejos deportivos, cuando el Zaragoza perdió contra el Oviedo, resultado que daba el ascenso a primera al Cádiz Club de Fútbol, los seguidores se lanzaron a la calle con euforia, sin ningún tipo de protección. De nada sirve que los partidos se celebren sin público cuando la afición se aglomera masivamente en la calle y tampoco si los jugadores, que deben dar ejemplo, se van a celebrarlo a una discoteca, que fue lo que hicieron los futbolistas de la camiseta amarilla.
Un día después de esas aglomeraciones y de la (mala) repercusión que han tenido, 'Cuatro al día' ha hablado con dos hinchas de este equipo: uno que le celebró sin seguridad y otro que sé. Jesús, que se lanzó a las calles sin cuidado, no se ha mostrado arrepentido: "Son 14 años aguantando en el infierno y había que celebrarlo de alguna manera. No se puede evitar la alegría que uno lleva dentro. Esta vida es una y hay que aprovecharla y, en este caso, el Cádiz es más que un sentimiento”, ha dicho.