Las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo un ataque contra una instalación de radar hutí en Yemen justo un día después de los ataques generalizados contra el grupo militante, ha informado el Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM).
"Este ataque ha sido llevado a cabo por el 'USS Carney' (DDG 64) utilizando misiles de ataque terrestre Tomahawk y ha sido una acción de seguimiento contra un objetivo militar específico asociado con los ataques realizados el 12 de enero diseñados para degradar la capacidad de los hutíes para atacar buques marítimos", ha explicado el CENTCOM.
A diferencia de la operación anterior, en la que también participó Reino Unido, esta ha sido llevada a cabo únicamente por Estados Unidos. Los ataques son una respuesta militar a una serie de agresiones con misiles y aviones no tripulados de los hutíes contra buques comerciales y militares que transitaban por el Mar Rojo.
Los rebeldes hutíes han llevado a cabo en las últimas semanas varios ataques sobre embarcaciones en el Mar Rojo como supuesta señal de apoyo a la población palestina, víctima de una cruenta campaña militar israelí que se cobra ya más de 23.700 víctimas y que fue lanzada tras ataques previos de Hamás el pasado 7 de octubre.
Los hutíes, respaldados por Irán, controlan la capital de Yemen, Saná, y otras zonas del norte y el oeste del país desde 2015. A raíz de los bombardeos de Israel sobre la Franja de Gaza, han respondido atacando embarcaciones con algún tipo de conexión con Israel.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha remitido una carta al presidente del Congreso, como parte de sus "esfuerzos para mantener(lo) plenamente informado", en la que ha descrito el ataque contra los rebeldes hutíes de Yemen como una "medida necesaria" con el objetivo de "disuadir futuros ataques".
"Los ataques se llevaron a cabo para disuadir y degradar la capacidad de los hutíes de llevar a cabo futuros ataques y se llevaron a cabo de una manera diseñada para limitar el riesgo de una escalada y evitar víctimas civiles", ha apuntado Biden en la misiva.
El mandatario ha subrayado que el objetivo de los ataques era "proteger y defender" a su personal y sus activos, previniendo "futuros ataques contra Estados Unidos y contra buques que operan en la región del Mar Rojo". Acciones que, ha señalado, "podrían desestabilizar aún más la región y amenazar los intereses estratégicos" de su país.
Biden ha defendido su actuación como "proporcionada de conformidad con el Derecho Internacional" y ha dejado claro que "está dispuesto a tomar medidas adicionales, según sea necesario y apropiado, para hacer frente a nuevas amenazas o ataques".