Este domingo, 29 de octubre, se celebra el Día Mundial del ictus. Se trata de una enfermedad cerebrovascular que padecen más de 100.000 personas al año en España y que se cobró más de 24.000 vidas en 2022 en nuestro país, dato este último que ha dado a conocer la Sociedad Española de Neurología (SEN). Un tercio de los casos son letales.
Es la primera causa de discapacidad en España -más de 360.000 personas tienen reconocida una discapacidad por haber padecido un ictus- y, tras los fallecimientos por el covid, se ha convertido en la segunda causa de defunción en las españolas y la tercera causa en ambos sexos.
El ictus puede manifestarse a través de una afectación brusca en el lenguaje, con dificultades para hablar o entender, y/o en la vista, como pérdida de visión por un ojo, visión doble o pérdida en algún lado de nuestro campo visual.
Otros síntomas son la pérdida de la coordinación o el equilibrio y dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales. Quienes sobreviven se enfrentan a una dura rehabilitación para superar las secuelas.
Percatarse de un ictus a tiempo resulta trascendental para una posible recuperación, como le ocurrió a Carlos. En 2021, sufrió uno cuando tenía 43 años. "Me encontraba bien, venía del gimnasio. Y al levantarme para ir a trabajar, me di cuenta de que sólo podía mover el cuello y apenas podía hablar", explica.
A su edad nunca se había planteado la posibilidad de que pudiera tener un ictus. "Por mi trabajo había visto cientos de ictus, pero en personas mayores", afirma.
Sin embargo, el de Carlos no es un caso aislado. En los últimos tres años, en Cataluña, las alertas por ictus han aumentado en casi un 50% en personas de entre 41 y 50 años.
Xabier Urra, neurólogo de la Unidad de Ictus del Hospital Clínic, en Barcelona, señala que "no se sabe a ciencia cierta por qué ocurre, pero se han barajado posibilidades incluso relacionadas con el estilo de vida. Quizás una vida sedentaria o una dieta menos sana podrían estar detrás de algunos de estos casos".
A pesar de que en pacientes jóvenes las posibilidades de recuperación son más altas, pueden no llegar al 100%. "Muchas personas están en edad laboral y el ictus puede ser un problema de cara a recuperar las funciones que uno hacía previamente", subraya el doctor.
De ahí, la importancia del tratamiento. Laura Arévalo, fisioterapeuta y copropietaria de la Clínica de Neurorehabilitación, apunta que éste debe de ser "individual y multidisciplinario, que también englobe la recuperación sensitiva y psicológica".
Las recomendaciones son básicas. "Hacer ejercicio físico, cuidar la dieta, no fumar y evitar un consumo excesivo de alcohol", concluye Urra.