En la adolescencia se intenta resolver el puzzle de quienes somos, pero en ese proceso pueden suceder cosas como las que relata en este reportaje una chica que ha preferido mantenerse en el anonimato. La joven cuenta que cuando iba a tener sexo su novio la forzó a tenerlo de otra forma a la que ella quería. Ella no lo denunció porque según nos confiesa tenía un problema de dependencia emocional. “Al final ni le denuncié ni le dejé”, señala.
Jordi Royo es el director clínico de Amalgama7, un centro de salud mental para adolescentes. Royo señala que cada vez es más temprano la edad a la que se visiona porno, incluso a los 9 años, pero que la forma en la que lo hacen chicos y chicas cambia.
“Ellos lo ven porque es un producto destinado mayoritariamente a ellos, pero las chicas lo hacen para aprender a darles placer”, señala. Sin embargo, ambos lo tienen idealizado sin darse cuenta que no tiene nada que ver con la realidad.
Por eso, en el reportaje, que se ve clicando en la imagen, Jordi Royo nos da una clave para que nuestros adolescentes tengan un buen criterio. También en el video recogemos el testimonio de otra joven que nos da otro consejo, aprendido por experiencia propia, para no caer en la dependencia emocional en la que sucumben bastantes adolescentes.