Delante de nosotros está a punto de reventarse un cilindro de hormigón de alta resistencia. Está ajustado en una prensa hidráulica que puede alcanzar una carga de hasta 300 toneladas. El cilindro, o probeta en términos científicos, aguantó hasta 1.100 kg/cm2, es decir, una carga de 194 toneladas (194.000 kg) para que se rompiera. Esto es una de las pruebas que presenciamos en el laboratorio de tecnología del hormigón del CEDEX.
Se trata del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas, dependiente del Ministerio de Transportes. Aquí se somete a materiales de construcción a todo tipo de pruebas. No solo presionar hormigones, también simular seísmos o estirar gruesas barras de acero como un chicle para detectar su punto de rotura.
El centro abarca muchos más campos de la obra pública, desde puertos hasta la luminiscencia de las señales de tráfico.
Funciona como un centro de estudio y consulta al que pueden dirigirse organismos públicos y privados para hacer ensayos de sus materiales. Hemos hablado con los ingenieros Víctor Lanza, Asunción Morales, Eduardo López y Beatriz Mateo para conocer algunas de las claves para una construcción resistente.
Por ejemplo, una de las claves es que el edificio absorba las fuerzas sin que desmorone. Es decir, que se deforme sin romperse porque la rotura es lo que hace que caigan escombros se derriben edificios y aumenten las víctimas.