Domingo de luto por el asesinato de Ana Vanessa, una mujer de 44 años, a manos de su expareja, un guardia civil que se suicidó tras cometer el crimen y verse rodeado horas más tarde por sus compañeros. Tenía una orden de alejamiento de 300 metros y varias denuncias por violencia de género. Ha ocurrido el sábado en un camping de Oia, en Pontevedra, donde el domingo se ha guardado un minuto de silencio.
“Lo que más llama la atención es que desde que denunció el 23 de abril se registraron 56 intervenciones por parte de los equipos de protección”, ha dicho Laura Portas en directo en ‘Cuatro al día’ desde el camping de Oia.
Vanessa, de 44 años, trabajaba para el camping de Oia. El sábado, acababa terminar su turno pero solo pudo cruzar la puerta, porque allí le estaba esperando su presunto asesino, su expareja. A plena luz del día y delante de varios testigos, entre ellos, algunos niños, le disparó con una escopeta hasta matarla.
“Mis hijos lo oyeron todo”, explica una mujer visiblemente afectada. “No vieron al que disparó, pero sí que vieron el arma”, añade.
El agresor era agente de la guardia civil, pero tenía retirada su arma reglamentaria. Se limitaba a hacer labores burocráticas en el puesto de Baiona. La víctima le había denunciado por violencia de género y tenía una orden de alejamiento de 300 metros, que no bastó para evitar el crimen.
Según los testigos, después de matar a su expareja, el agente se dio a la fuga en un vehículo para esconderse en un monte cercano. Se activó entonces un dispositivo de búsqueda por tierra y aire. Policías y compañeros de la guardia civil le cercaron, intentaron que se entregara, pero terminó suicidándose.
Oia es hoy una localidad tranquila en estado de shock y rinde homenaje a la víctima. Se han decretado tres días de luto. Vanesa llevaba apenas dos meses residiendo en Oia tras abandonar la vivienda que compartía con su presunto asesino.
Con Vanessa, ya son 21 las víctimas de violencia de género en lo que va de año.