Igor Chumak, ucraniano voluntario en la guerra, ha grabado cómo miles de personas trataban de abandonar su pueblo a las afueras de Kiev con el objetivo de salvar sus vidas. Lo hacen a través de un corredor humanitario. Desalojan sus viviendas y ponen rumbo a la frontera dejando todo atrás.
Llevan encima toda una vida que se resume a una maleta o una bolsa, sus niños o sus mascotas. Aún partiendo sin nada de lo que han construido durante años, la solidaridad no falta: los heridos y los ancianos reciben ayuda para poder avanzar.
A lo largo del camino, se ven forzados a realizar una parada. Se refugian bajo un puente mientras oyen varios disparos. No vuelven a ponerse en marcha hasta que no cesan. Y, de nuevo, colaboración para que nadie se quede atrás. Todo esto, a una temperatura no superior a los 2 grados durante el día e incluso bajo la nieve.
"3.000 personas han salido hoy de este pueblo. Al llegar la noche ya se para, la gente tiene mucho miedo. Si todo está bien, mañana volveremos a salir y a sacar gente. Llevamos comida", comenzaba.
Cada día, siempre y que las condiciones lo permitan, Igor y sus compañeros acompañan a todos aquellos que salen en camino durante una parte del trayecto: "Ellos se van y no saben a dónde. Hay mucha gente que no puede andar, que camina con carretilla, gente que no ve... Hay gente que sale y no sabe dónde va a ir...".
No obstante, tal y como ha demostrado en otras conexiones, Igor mantiene su moral alta: "No hay gasolina. Es muy duro. Pero los ucranianos son gente muy dura y mucha gente ayuda. Ayudamos mucho, aquí en Ucrania todo es así. Además llega mucha ayuda de fuera, de España, Francia... Llega comida, ropa, medicamentos. Todos están con Ucrania y cada día estamos más fuertes".