Albert Rivera perdió a su padre hace unos días, de una manera repentina. Al expolítico se le ha podido ver completamente abatido en sus intervenciones ante las cámaras en medio de este duro proceso de despedida y ahora, ha querido mostrar sus sentimientos a través de una carta a su padre en sus redes sociales.
“La vida es maravillosa, hay que disfrutarla cada minuto. Eso creía mi padre y así me lo inculcó siempre. Pero la vida a veces duele, mucho, muchísimo… Y este domingo a mí me cambió para siempre, al recibir esa llamada de mi madre que nunca estás preparado para recibir. Rabia, incredulidad e impotencia fue lo único que pude sentir en esos primeros instantes, y la sensación de que la vida de la que hablabas en realidad era profundamente injusta y cruel…”, comienza diciendo Albert.
…Hoy, dos días después, después de despedirnos físicamente, de incluso derrumbarme en tu ataúd antes de incinerarte, con la sensación de que al irte me estaban arrancando parte del corazón sin anestesia, empiezo a ver las cosas de otra manera. Empieza a cobrar sentido tu legado de valores, instantes y aprendizajes de estas décadas. Echaré de menos esa manera incondicional de quererme, con pocos “te quieros” pero con ese derroche de amor en tus acciones cada día de mi vida…
…Nos conocíamos tanto, éramos tan parecidos en algunas cosas, que sin hablar durante días éramos capaces de comunicarnos, nos intuíamos como nadie. Éramos un gran tándem. Soy afortunado, porque de todas tus facetas de la vida he disfrutado en exclusiva de tu mejor versión, la de padre”, continúa Rivera.
Y escribe para concluir: “Eres irremplazable para mí, papá. Así que tengo que llevarte conmigo, me acompañarás en mis decisiones, y estarás presente en los valores que les inculque a mis hijas. Te has ido de nuestro lado, me faltas, me muero de dolor al pensarlo. Pero te prometo que desde hoy voy a llenar ese vacío con tu esencia y tu legado. Y cuidaré de mamá, tu compañera de viaje desde hace más de cincuenta años. Vamos a vivir tu muerte como nos pediste: celebrando la vida. Como decía Gabriel García Márquez: “No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió". Es cierto que se terminó, pero sucedió, “sucediste”.