'Código 10' consigue que rompa su silencio la persona que descubrió el crimen de Pioz. Se trata de Julián Jiménez, el vigilante de la urbanización donde se produjeron los asesinatos de un matrimonio y sus dos hijos a manos de Patrick Nogueira, sobrino del padre. Entró a la casa semanas después de que desapareciera la familia y lo hizo alertado por los vecinos, que detectaban un fuerte olor.
Patrick Nogueira mató primero a su tía y a los niños, los descuartizó e introdujo sus restos en distintas bolsas de basura que luego dejó en la vivienda donde habían sucedido los hechos, un chalet de una urbanización de Pioz (Guadalajara).
Pero hay más y es que retransmitió el crimen en directo chateando con un amigo brasileño al que relató todo con detalle y al que incluso envió fotos de los cuerpos: "La conversación era tan espeluznante que podría llenar cualquier libro de terror".
Luego limpió la escena del crimen para que su tío no sospechara a su llegada, le recibió en el jardín y cuando él entró en la vivienda, le agredió con un cuchillo.
Según datos de la investigación, se habría fotografiado junto a los cuerpos, se comió un bocadillo, se dio una ducha y, tras dejar las seis bolsas de basura en el salón, se fue de la casa a la mañana siguiente.
Un mes después, Julián Jiménez descubrió todo. Era el vigilante de la urbanización y una de las vecinas le alertó de que un fuerte hedor salía de la vivienda: "En la puerta había alguna que otra barra acumulada y no la recogía nadie", decía.
"La verdad que nada más entrar al chalet se detectaba el fuerte olor a putrefacción, a carne putrefacta e intuí que algo raro estaba pasando", recordaba Julián, que detallaba que lo primerio que vio fue la piscina muy descuidada: "Era un desastre total, en la parte trasera hay un pequeño patio de césped y olía ya fatal, se veía que la cocina estaba desmantelada, como si hubiesen entrado a robar".
Y en el interior, pronto supo qué había pasado: "Nada más levantar la persiana en el comedor se ven moscas en el suelo, intuyo por el color del líquido de las bolsas que es sangre". Así que sabiendo que la familia había desaparecido, alertó a la guardia civil.
La periodista Neus Sala detallaba también que lo que les alertó de lo sucedido fueron los llamados "escuadrones de la muerte", una serie de insectos que descomponen los cuerpos.
Pero ¿Cómo se llegó a Patrick Nogueira? Se encontró una huella, los testigos le ubicaron en la casa y también se supo que había tomado el autobús hasta allí. Sin embargo, por 24 horas, la guardia civil no pudo detenerle y se marchó a Brasil.
Allí, el hermano de su tío Marcos, Walfran, le preguntó por lo sucedido. Él lo negó todo, pero su hermana, que también es abogada, le convenció para que declarara.
Finalmente, lo que desencadenó todo fue que Marvin, el amigo con el que Patrick habló del crimen, dejó su teléfono a otro amigo, descubrió su información y alertaron a las autoridades.
"Fue un puñetazo brutal", relataba Walfran, que recordaba cómo se derrumbó en mitad de la calle en Madrid: "Fueron días de locura, yo viví un terror".
A pesar de que no hay tratado de extradición, Patrick viajó de regreso a España y es que temían que las condiciones en la cárcel en Brasil fueran peores. Confesó el crimen contando que tenía unas irrefrenables ganas de asesinar que no pudo controlar.
Bárbara Royo fue su abogada, cuenta que nunca pidió la absolución pero sí que se le internara en un centro psiquiátrico donde se pudieran resolver sus patologías: "Patrick no es como ustedes, como nosotros, desagraciadamente para él y para los demás, tiene un daño cerebral que predetermina la conducta".
Patrick pidió perdón, pero el hermano de Marcos sabe que no era cierto: "Mentía, yo sabía la historia". Es más, durante su declaración en el juicio, Walfran se derrumbó: "Estaba delante de la persona que mató a mi hermano y que hizo sufrir a mi madre".
Finalmente, el jurado no creyó sus palabras y Patrick Nogueira fue condenado a prisión permanente revisable.