Especial noche del crimen en 'Código 10', que analiza el caso de Sergio Morate, condenado por matar a su exnovia, Marina, y a su amiga Laura. El programa nos cuenta cómo se le puso contra las cuerdas y es que huyó hasta Rumanía, donde le detuvo un equipo especial.
Todo sucedió el 6 de agosto de 2015, Marina había regresado a Cuenca para visitar a su familia, pero también acudió a casa de su expareja junto a su amiga Marina.
En 'Código 10' hablamos con María Chamón, la madre de Laura. Relataba la "desesperación" que sintió ante la desaparición de su hija, que la última vez que la vio le dijo que iba a tomar algo con su amiga Marina: “No podía pensar que podía pasar ese desenlace tan grande y tan malo que pasó. Si a mí me dice que va a casa de Sergio, de mi casa no la dejo salir. Esa fue la despedida”.
Juntas, Marina y Laura fueron a casa de Sergio Morate, expareja de Marina. Su relación se había roto, ella se marchó, se casó, pero regresó a Cuenca. Planeaba ir sola a casa de su expareja, pero acudió con su amiga y Sergio acabó con la vida de ambas.
Seis días después del crimen, un ciclista encontró los cuerpos junto al río y el hallazgo se produjo en paralelo a una concentración en la que la población reclamaba su vuelta.
Tras las primeras pesquisas, Sergio Morate se convirtió en el principal sospechoso de la desaparición de las jóvenes. Las autoridades buscan un coche verde en el que sospechaban que había huido de España
Francisco Lozano, policía judicial, nos contaba que solicitaron lectores de matrícula y radares y vieron que Sergio a las 07.30 de la mañana siguiente ya estaba en Tarancón y que su dirección era hacia Francia.
Analizando sus contactos, sus amigos, pensaron que podía dirigirse a Rumanía porque tenía mucha relación con Isvan, un amigo. Se dictó una orden europea de detención y, en colaboración con Interpol y Europol, se produjo la detención por un equipo especial de la policía de Rumanía.
Localizaron el coche en las inmediaciones de los apartamentos y les pilló desprevenidos ya que él estaba sentado en el sofá sin aparentes preocupaciones. Trasladado a los juzgados, se declaró inocente y se decretó prisión preventiva hasta que se dictó la orden de extradición.
Regresó en un avión del ejército y se decretó su ingreso en la prisión de Estremera. Dos años después arrancó el juicio, él se negó a declarar, se mostró impasible y el jurado dictó un veredicto unánime.
“No tienen derecho a cárcel”, decía ante las cámaras de 'Código 10' y advertía: “Viven como en hoteles a cuerpo de rey, para mí estos asesinos criminales deberían estar en un zulo que no vean la luz en su vida. No sé si viviré. Pero, cuando salga volverá a matar, pobre de la que le toque”.