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'Código 10' emite un especial 'Noche del crimen' en el que repasa el caso de Noelia de Mingo, que apuñaló a ocho personas en el hospital en el que trabajaba como médico residente. Se determinó que sufría una enfermedad mental, esquizofrenia paranoide, que la convertía en inimputable y que cumpliera la pena en un centro psiquiátrico.
Sin embargo, se consideró que la enfermedad había remitido y se le dejó en libertad con la condición de que siguiera un tratamiento bajo custodia familiar. A pesar de todo, volvió a apuñalar a varias personas en un supermercado de la localidad en la que vivía. 'Código 10' nos da las claves del caso y recuerda que sus compañeros ya avisaron de la situación.
Sucedió en abril del año 2003 , Noelia de Mingo trabajaba como médico en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, sufrió un brote psicótico y apuñaló a ocho personas, matando a tres de ellas e hiriendo a los demás.
Fueron diez minutos que cambiaron el devenir de la vida de muchas personas, no solo de la víctimas, también de los familiares. Sus compañeros aseguraron que el hospital había mirado hacia otro lado. El novio de una de las víctimas ya gritó en un primer momento: "¡Tiene esquizofrenia y no hicieron nada!"
Los familiares sufrieron secuelas como estrés postraumático y los supervivientes arrastraron todo tipo de daños físicas tras delicadas operaciones y, en algunos casos, una incapacidad permanente para trabajar.
Muchos de ellos relataron que el comportamiento de Noelia no era normal. Detallaban que escribía con el ordenador apagado o que miraba fijamente durante muchos minutos sin desviar la mirada.
El abogado Carlos Sardinero contaba entonces que antes de este episodio fue "tratada con antipsicóticos" pero lo dejó "porque engordaba". Por tanto, su entorno sabría que podría estar sufriendo una enfermedad mental de tipo paranoide.
Al parecer, los compañeros llegaron a emitir quejas y escritos de que algo no funcionaba bien con su compañera. Sin embargo, no se hizo nada al respecto.
Fue condenada a 25 años, una medida de seguridad que cambió cuando los informes dieron cuenta de que la enfermedad había remitido. Noelia de Mingo recibía cada quince días una inyección para mantener su enfermedad controlada, pero ocho años después, volvió a protagonizar un episodio similar en el supermercado de El Molar, donde vivía con su madre.
Apuñaló a varias personas y, tras lo ocurrido, fue condenada a 33 años de internamiento en un centro psiquiátrico.
El abogado de las víctimas, Carlos Sardinero, era muy claro. Si hubiera una cura para su enfermedad, Noelia de Mingo podría pedir la libertad pero, hasta ahora, no existe esta posibilidad: "¿Por qué me opongo a la salida en libertad de Noelia? Porque el tipo de esquizofrenia y cómo le afecta es singular: ella conserva plenamente su inteligencia dentro del delirio, esto le hace ser una persona sumamente peligrosa porque planifica tu muerte y la lleva a cabo. Si permites que una persona inteligente y mala planifique y ejecute, va a matar".