Noelia de Mingo fue condenada a 25 años de internamiento en un centro psiquiátrico pero, pasados los años, se sustituyó por tratamiento ambulatorio y custodia familiar. Años después, volvió a sufrir un brote psicótico y apuñaló a dos personas en un supermercado.
Todo comenzó en el año 2003, cuando Noelia de Mingo trabajaba como médico en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, sufrió un brote psicótico y apuñaló a ocho personas, matando a tres de ellas e hiriendo a los demás.
En el juicio, se negó a declarar y pidió no estar presente en las vistas. Se determinó que sufría esquizofrenia paranoide y fue condenada a 25 años de reclusión en un centro psiquiátrico, pero quedó en libertad en el año 2017 y el juez sustituyó su estancia en el centro por el tratamiento ambulatorio y la custodia familiar.
Desde entonces, Noelia vivía con su madre en un municipio de Madrid, El Molar, junto a su madre, de 81 años. A pesar de todo, la situación se repitió de nuevo. En el año 2021, Noelia de Mingo sufrió un nuevo brote y apuñaló a dos personas en un supermercado de la localidad en la que vivía.
Dos años después, se enfrentó a un nuevo juicio. En este caso, la defensa y la acusación se acercaron y llegaron a un acuerdo: un asesinato en grado de tentativa, pero con el eximente de su enfermedad, con lo que se la condenó a 33 años de internamiento en un centro psiquiátrico.
Carlos Sardinero, abogado de la acusación, apuntaba: "¿Por qué me opongo a la salida en libertad de Noelia? Porque el tipo de esquizofrenia y cómo le afecta es singular: ella conserva plenamente su inteligencia dentro del delirio, esto le hace ser una persona sumamente peligrosa porque planifica tu muerte y la lleva a cabo. Si permites que una persona inteligente y mala planifique y ejecute, va a matar", decía.