Adolfo Zarandieta y su equipo de 'Callejeros' recorren Ibiza para conocer de primera mano la situación de muchas personas que han optado por vivir en caravanas, furgonetas o coches ante los elevados precios de alquiler de las viviendas.
‘Callejeros’ está de vuelta con un programa sobre alquileres imposibles, en el que Adolfo Zarandieta recorre España.
En Ibiza, el reportero conoce a Rocío, que vive en su furgoneta y enseña a ‘Callejeros’ cómo es su día a día viviendo en apenas tres metros cuadrados.
La joven trabaja en el conocido municipio ibicenco de Santa Eulalia. Su nómina de camarera es de unos 1.920 euros y asegura que puede llegar a aumentar otros 1.000 euros gracias a las propinas. También explica a Adolfo que trabaja durante siete meses y que los cinco restantes está de vacaciones.
“Si pago 1.500 euros por una habitación, más gasolina y gastos, ¿qué gano entonces? Yo realmente vengo como modo de inversión. Hay por pisos que me han llegado a pedir 20.000 euros por adelantado por la temporada entera”, explica Rocío al equipo de ‘Callejeros’.
La joven también avisa de la importancia de cuidar a todos en las islas, no de solamente centrarse los turistas: “Nos están quemando y sin nosotros no hay Ibiza, ¿quién va a atender a esa gente?”, reflexiona en ‘Callejeros’.
Cuando el equipo de ‘Callejeros’ visita la zona de caravanas en la que reside Rocío, se encuentra a un hombre viviendo en el coche.
Adolfo Zarandieta no puede evitar preguntarle qué le ha llevado a vivir en su coche en Ibiza. El hombre, que prefiere no revelar su identidad ante las cámaras de ‘Callejeros’ explica que ha venido de avanzadilla para conseguir trabajo y que después vendrá su familia.
Por los altos precios de alquiler en Ibiza, el hombre confiesa a Adolfo que no se ha planteado siquiera buscar alojamiento. Durante los últimos 10 días ha estado viviendo en su coche y enseña cómo lo ha hecho: “Meo en esta garrafa y la vacío cuando está llena”, detalla sobre la parte más escatológica de la vida sobre ruedas.
Estudió economía y sabe varios idiomas. Tras estos días en el coche, confiesa a Adolfo que ha conseguido un trabajo en el que va a cobrar 2.000 euros y tendrá el alojamiento pagado: “La situación se ha dado así y no pasa nada”, comenta positivo.